IB.



La historia era en la mañana.
Luz ya había en la ventana.
Por fin, una de las vueltas ha sido incompleta. Los pies abajo, y me levanto con grandes dificultades espirituales.
No es casual que tenga ganas de volver a esa posición tan maravillosa -un día mirando al techo-.
Pasaron una variedad enorme de pájaros en escuadrón.
En mis uñas hay líquenes que crecen con la humedad.
La mano hacía arriba está así por una casualidad extraña.
Usualmente suelo permanecer con la mano cerrada.
Quizás mi mano esté desvanecida, vencida.
Un lenguaje no verbal que no sé lo qué quiere decir.
Tu coño en mi boca en forma de besos de coño, era un sueño.
Quería saber si aún me gusta
olerte la espalda y medirme en tu cuello.

En resumen las cosas que recordé entre una tarde y una noche como el plomo:
El vuelo IBE0478, referencias, Madrid, Borges, Joyce, Egipto, Jufu, Jafra, Menkaura, Bin Laden, El Retiro, otra vez Agosto, el corazón, el colchón, la pajita que me hice pensando en ti, el amor, el ordenador portátil (Hijo Puta), las catedrales de Ribadeo según tu pudimos vernos, mi cerdito querido, el matarife, Juan Luis Panero que quiso  morirse casi de viejo, La Virgen, mi madre, el potaje gallego que sabía a morcilla de sangre, la nata de la leche, los jabones que robé del hotel, el albornoz que no pude robar, el propio hotel Velazquez, Albert Camus por lo del Extrangero que es mi evangelio, la piel de gallina que se me puso al recordarte, el vuelo IB0477 que me trajo, el último romántico en una cita a ciegas, y la hora: las siete de la mañana en que me iré del puto Madrid, el mar que pronto veré, y tú que sólo estuviste por unos instantes en mis sueños y nunca viniste a la cita, soputona.


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