PENSANDO COSAS ABSURDAS PARA LO QUE SEA.
De
qué forma has de saciarte.
Me
había dado un movimiento armónico en el corazón.
Ese
vuelco que hace para sentarse.
Mi
manía de olerla me daba sorpresas impredecibles.
Por
el cuello y los hombros era una pradera con hierba seca.
Fragante,
ambrosiaco, aliáceo, caprino, impuro, nauseabundo,
era
su coño.
Hice
como que bebía.
Había
estado jodiendo con otro, la muy zorra.
Yo
levanté los ojos de aquella postura sumisa.
Y
vi el monte Olimpo,
Y
el volcán de su ombligo, la barbilla,
sus
ojos abiertos pensando en huracanes:
casas
arrasadas, olas gigantes,
y
en el aire cesio 137 mucho más allá de 500.000 becquerel.
Las
manos así, sobre el lado diestro de sus caderas, fluorescentes.
Abierto
el cielo, y Dios jugando a los dados como decían.
Tan
diminutos nosotros.
En
una mañana de domingo lleno de sospechas.
Mi
cabeza sobre su coño,
que
me huele apestosamente a otro.
Comentarios