EL CALOR QUE GASTAS.



De cada aportación que hago al mundo
una parte se queda al respirar,
otra exigua se va en calor para arropar al corazón.
La luz me aporta su parte de sombra.
Los pensamientos que me atan obsesivo.
Los pasos que me alejan y me desgastan.
Los detritos que arrojo. Lo que transpiro.
Las cosas que cambio de lugar, lo que imagino.
La puerta que abro al espacio que me corresponde,
los ojos entre el silencio, el espesor de la soledad que me roza,
su amplitud y resistencia.
La diferencia exigua que me queda para lo que es el amor,
contemplar el mundo sin ninguna violencia,
pasar la mano sobre las esquinas de la piel
de los que me amaron,
donde por momentos ya asoma la muerte.

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