PIEDRA.


Habíamos arrimado la piedra que tenía forma de triángulo,
una de las esquinas era angosta,
pesaba sobre seis brazos que la erguían.
De niños jugábamos a ver que pasaba,
en el monte las colinas no tenían final,
Jugábamos contra la luz para ver el secreto de sus colores
y el agua tan salvaje deshaciéndose desde la altura.
La gran piedra era la causa. La teníamos de pie,
y su efecto era soltarla.
La vimos dando vueltas a veces como si quisiese subir al cielo
rompiendo arbustos,
en silencio,
jugábamos
a que una voz gritase entre la maleza.

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