DIME ALGO.
Había cosas que no encontraba. Iba allí y me daba la vuelta preguntándome a mi mismo que había venido a buscar. Me quedaba de pie. Una palabra que debía recordar. Me quedaba de pie por si acaso empezaba por eme. Es algo sutil eme eme eme eme. Y eso. A veces pensaba a mis años voy a empezar a aprender música, o un idioma. Estar viendo el mar todos los días era de tontos. Aprender álgebra vectorial para mover eso del tálamo o donde esté. A mezclar cosas. Leer crimen y castigo, guerra y paz debajo de las nubes o un árbol. Ir a que me la chupen muy despacio. Apuntarme a cáritas y a la cocina económica, puedo acarrear, condimentar, hacer sopa boba. A cuántas millas de mi están los náufragos y los hombres descuartizados. ¿Aún hay compasión? ¿Cuántas latas de conserva he de llevar a los almacenes? Cuando duermo bien me tiro un pedo muy largo lleno de corcheas y suena bien. En este autobús sobre la libertad no pregunto. He de levantarme. -Podré soportar her