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MI CARA ESTÁ COMPLETAMENTE FRÍA.

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Caminaba por un bosque lleno de hojarasca con un leve rastro de escarcha sobre el color amarillento de las hojas. Pisaba aquel sendero con manchones de moho verdoso y gran cantidad de árboles a los lados de tallos casi inabarcables revestidos de enredaderas de hiedra. Y percibo el cielo sobre mí y la rectitud de las formas que se precipitan geométricamente rectilíneas, y mientras camino, los ruidos se hacen con un eco extraño, el graznido de las aves parece sonar dos veces, y la brisa que mueve las ramas roza sobre mi piel, dejando mi cara helada........ ...... ...... Me da que en estos momentos no voy a escribir nada de provecho. Tengo esa sensación de mirar hacía todos los lados con la esperanza de que se me ocurra algo. Restriego mi cabeza y doy vueltas y vueltas a los recuerdos, a hechos presentes, a personajes, a la filosofía de la vida, a lances de amor, a sucesos intratables y violentos, a mi vena escatológica. Y nada. Me autoelocubro y me despedazo, y no sale nada. Me dan ganas

SI ES QUE ESTO ES PURO BAUDELAIRE.

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Tú te metiste el nuggets de pollo, el complemento de cherritos, dos multifrutas de zumo, un vaso grande de cerveza, dos minisundae de plátano, y como tenías más hambre repetiste una amburguesa de beicon con queso, bien sazonada con mostaza, y para quitar el sabor final pides otro minisundae cambiando el aromatizado a gelatina de fresa; y me dices luego: acábate el café con leche, ahora ya podemos subir a follar. Recuerdo que salimos de la mano y te tiraste dos pedos, eso fue real no una sensación; fue en la misma puerta del Mcdonald’s. Como no había ascensor subíamos unas escaleras desproporcionadas,en cada descansillo entraba algo de claridad por unas pequeñas claraboyas que imitaban una lágrima. Cuando llegábamos al bajo cubierta mi brazo me dolía de tirar por ti igual que a un sherpa de Katmandú. Y había palomas sobre la claraboya y en todo el tejado se oían con ese gorgoteo que tienen las palomas acurrucándose unas contra otras. Lo otro que subía nítido era el ruido de la call

NO HAY OTRA FORMA, ES LA PURA REALIDAD.

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Una paradoja todo aquello. El techo era un fondo blanco y puntitos azules salpicados, y dos focos de luz amarillenta alumbrando hacía arriba, aquello no era cielo ni era nada, tampoco importaba; de algún lugar llegaba el sonido de una fotocopiadora con ese rasguito de autómata. Y otra vez me dice qué hacía allí, y yo le dije lo que le había dicho media hora antes, veinte veces repetido, había visto la puerta abierta , y entonces me da una hostia suave y otra de repente, que ya me hartas, que te voy a dejar como una cremallera, so capullo. Había una ventana taponada y la luz del techo, que como ya dije tenía estrellas, y detrás de aquel forzudo una mujer en la sombra. Me levantaron las mangas de la camisa de los dos brazos y encendieron un flexo que abatieron, luego me miraron los dedos, luego la cara, luego lo dejaron sobre mis ojos, y cuando lo quitaron era como un resplandor. No fue mucho tiempo con aquella claridad brillante, así -fue así-, una mano abierta de mujer la que golpeó do

ESTO FUE EN EL DIARIO DE AYER, PÁGINA 286.

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Me quedaron tres gotitas en los calzoncillos y voy húmedo y muy mal a gusto. Te queda esa humedad ahí, y con el frío que hace te da como respingos. Cuando voy a mear en el invierno siempre me pasa lo mismo, la busco desesperadamente porque me viene el borbotón por el camino y luego al final la cato el pellejo hacía delante, una y otra vez, y sale un último chorrito; pero muy al final, las tres gotitas, y este frío que me hace encogerme hacía delante.Todo muy al final.  Me incomoda ir ver a Fátima con esta humedad, algunas veces al llegar lo primero que hace es chupármela y me da un poco de vergüenza, noto que aparta la cabeza. A los viejecitos nos viene este olor repentino a sal, y cuando te la descapullas al mear te huele rancio con salinidad emergente.Los viejos olemos de forma diferente.  El culo siempre me lo lavo en el bidet, y me miro los calzoncillos por si queda algo de mierda marcada; en el bidet, me paso la manita cuidadosamente para no dejar rastros restregando bien con pape

COMO NO VENGA ME LA CORTO.

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Te cuento. Me estaba zampando esta tarde una tarta de chocolate que me sabe a castañas valdunas, cuando al acabar de saborear un delicioso pedacito con café con leche, me da por meter la lengua en el paladar superior entre la encia y el labio, oyes, y que me doy cuenta que nunca había estado allí. Pues bien, llevo media hora pasándome la lengua por esa zona, como si fuera novedad, y me da un no se qué el no haberlo conocido antes. Si es que somos de grandes como los Apeninos, y la mitad no lo conocemos. Que eso, ni a nosotros mismos. Ando como nervioso esperando que no me hayan dado el timo de los mailes. Llevaba tres meses que me llenaban el correo de spam, ya sabes, esa panda de gilipollas que te dicen que son de la base de datos de Caja Madrid, o de la Caixa, y que te ponen que te han renovado el código de la tarjeta, o aquellos otros de que te puedes ganar tres mil euros abriendo una cuenta en no sé donde, o los otros, coño, en inglés (yo muy desconfiado siempre). Pues entre tod

CASI ESTARÍA SATISFECHO.

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Si estuviera prisionero y me mandara besos un morrongo en el patio, mientras cuento pasos, estaría nervioso a medias (de algo hay que morirse), y si estás indefenso y eres carne fresca, que te den por el culo es un mal menor. Un moratón en un brazo, es un moratón, fue contra la puerta de la cocina el día en que yo saqué a Laika al chorrito de pi pi. Y tú lo sabes: ni un roce, ni una mala mirada, ni nada de nada, en el fondo nunca me has querido. Fue una venganza. Prolongamos. Hagámoslo más largo. Esto es la existencia. Estoy al lado de un portalón de hierro y casi soy libre, me falta lo que me separa de aquí al autobús. Pero lo triste es todo esto que me rodea. No quisiera que estuvieras en mi piel al mirar el cielo -casualmente gris oscuro-. No sé a donde tengo que ir, o a donde debo ir, no se nada de nada, nada nada nada. Hubo una vez una perrita llamada Laika que tenía tirabuzones y yo la pastoreaba en el parque cada segundo día a eso de las seis de la tarde. Desde tú centro sale u

NOTEMELAFEITES, SOBORRICO.

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Tomé un café tan largo que ahora mismo derramo lágrimas de un pardo oscuro de los nervios que me tengo, y es que estoy muy nerviosillo; la Catalina está ahí dentro y va a dar a luz el primer niño. Esta máquina de la tercera planta da cafés como miel de espeso. Le dije al Doctor, por lo que más quiera, no la afeite el coño ni me lo toque a mi gachí, yo cuando la cubro me enrosco a ella como una culebra y le voy al muñón en la oscuridad por ese salado que suelta. -Ni me pierdo que sé adonde está. Le dije al Doctor, si me la pelas te canelo, y le dejo salir todo el aire a la cortada para que te mueras ahí mismo, míratelo bien galeno de tocar con la cuchilla esos tirabuzones de judío que tiene la Catalina en toda la regaña. Si el niño se ahoga, le das vueltas y lo desenroscas. Cómo me atrae la pastosica de la progesterona y los juguitos del gusto mezclados con los pelicos. Si es que me enyerbo Me cago en tú puta madre si te atreves a afeitarle el coño, díselo a la comadrona. A mi la Catali

NADA QUE OBJETAR.

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Cuando se abraza a alguien que te da mucha pena ves a la gente rozar su mano sobre la espalda, y yo aún no sé por qué lo hacen, es como si te trataran de quitar alguna pelusilla, y tú sientes aquella mano subiendo y bajando que casi es como una caricia, pero no es una caricia, obedece a un gesto no sé si premeditado. Si te pones en mi lugar durante unos instantes te lo agradezco, vístete como yo, ponte mi cara, camina como yo, gesticula como yo (y la voz), pon esa voz que pongo yo en las causas difíciles. Quédate aquí y recíbelos a todos, cada uno con su historia (inventada) semejante a la tuya, únicamente para consolarte. Y si puedes llorar como yo, mejor que mejor. Suelo ser de lagrimeo constante, esas insidiosas gotitas que se deslizan por los pómulos en forma de gotas de capilaridad perfecta que ni deforma la gravedad (y tan transparentes). Las manos vienen y van y hay alguien que huele a alcanfor cuando te da su cara, y notas su cara con aquel olor de armario, pero no sabes qui

BONGO.

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Ya casi al amanecer, ebrios de alcohol, impusieron aquella promesa. A Bongo no le gustaba aquella ruleta. Había 1780 euros sobre la mesa. Eran tres y muy hermosas, con sus ajustadas braguitas. Una de ellas estaba con la luna. De las tres escogías una y la debías de comer con pleno fulgor, hasta acabarlo todo. Si lo hacías bien, y no dejabas nada, los 1780 euros eran para ti. A Bongo le dieron vómitos. Y se tuvo que pegar un tiro dentro de los asquerosos inodoros. Esa era la regla. El ser humano está lleno de incertidumbres.

ABRIGUITO AZUL.

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La paloma se acerca a los gusanitos y mis zapatos están al lado de los gusanitos y el niño viene con ese caminar inestable a cogerle los gusanitos a la paloma y la paloma se marcha y el niño coge un gusanito y lo levanta y en vez de tirarlo hacia delante lo tira hacia atrás porque los niños no saben tirar gusanitos a las palomas y la paloma se hace la despistada y come el gusanito que tiró el niño y la paloma se va así no sé a donde. Yo tengo un periódico y estoy sólo y el sol está ahí arriba porque ha dejado de llover y entre las nubes nos apunta leo el periódico con una sensación de que no leo nada este instante en que estoy mirando al suelo y el sol viene a acariciarme parece abrigarme con un ligero sopor de ojos cerrados y pensamientos que no logro descifrar. La madre llama al niño y el niño da vueltas con un abriguito azul.

Y TÚ DESCANSAS.

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Cuando me hablas así, hay un atisbo, un pedazo de ternura como si lo hubiera encontrado en el mismo cielo cuando lo miro desesperado, y luego también me dices que me acaricias porque algunas veces tú mano se vuelve tonta, pero sabes que encontrarme contigo viene siendo habitual desde hace treinta años, en esta cita, subimos a acostarnos cada vez más lentamente, cada día, y no hay vacío, ni un lado ni otro, tú el acto del amor lo haces pulcro, como si tuviera que oler a lejía a la fuerza, premeditadamente te das la vuelta y es una costumbre del uso, intuyo que te abres las piernas sin poesía, sin un atisbo de caricias, y no lo hacemos bien, lo que se vacía no es el espíritu ni el alma, yo me quedo vacío y tú descansas.

Y VEN A BESARME MUCHO.

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Estar loco es decir poco, estar con ese desorden de pensamientos, estar pensando en el futuro y estar sin salida, estar joven y pensar en estas cosas, pensar que se está abocado al desastre siendo, aún, verdaderamente, tan joven, estar elucubrando el qué será de mí.Y estar, no sé cuantas veces podría estar diciendo estar estar estar, se caería el cielo sobre mí como un papel transparente y no dejaría de decir: estar estar estar. Algunas veces me da por una palabra, y no es que poéticamente quede bien en el contexto. Se apabullan las palabras idénticas, no queda hermoso. Estar estar estar, y qué más da. Soy un puto soplapollas y un come y come. A mi trabajar gratis no me gusta. Pero ahora me viene tú cara, cierro los ojos otra vez, y pienso en ti. Mi cabeza está así y así, todo el día así y así. Yo si te besaba era para poder cerrar los ojos y darle a mi lengua muchas vueltas dentro de tú boca, hacerte el molinillo y beberme tú saliva. Y cuando te besaba no era cuestión de pensar en el