Y SÉ QUE ME VAS A PERDER.
Debajo de ese rostro tan acicalado sé que estás tú; y debajo de esa tez morena sé que existe un pálido místico, casi mortecino. Al besarte queda en mi boca un rastro cosmético irrepetible, y de ti se impregnan en mi piel perfumes inigualables, una senda incolora, cristalina, que percibo en mi mismo y me delata. -So puta, que me quieres arruinar la vida. Por las Santas Flora y María fue cuando sujeté la escalera de tijera para que tú ordenases las cajas del anaquel llenas de legajos históricos de la Santa Inquisición, pulcramente atados. Vi tus pantys negros y me imaginé que no llevabas ropa interior, quiero decir debajo. Por Santa Flora fue. Le hice el redondel al día veinticuatro (al levantar las hojas de hace tres meses lo he recordado). Cuando estaba así mirando debajo de tú falda pensé en tus piernas palillo y en los restos de comida de mi muela del juicio, de lo finita que eres. Y es que eres fea de cojones. Pero sabes, cuando te abrazo siento que no tengo casi nada entre mis braz