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NIDOS.

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En los nidos hay bocas esperando. De vez en cuando volando llega una lombriz y los días son una aventura. Escucho los ruidos cercanos. Si transitas imagínate que detrás de cada cuatro paredes puede haber: amor, odio, sufrimiento, que puede estar surgiendo la vida o la muerte. Es indistinta la fraternidad de las ánimas de los vivos. Son nidos, y siempre habrá bocas abiertas.   Panchito tenía un terrorífico guerrero de plástico embutido con una coraza de acero inoxidable de alta resistencia, las piernas eran dos orugas gigantescas y devastadoras en forma de triángulos equiláteros, los brazos estaban dotados de unas sierras cilíndricas de cuchillas de titanio bañadas en níquel y cromo, sobre su cabeza llevaba un casco a lo águila imperial, y tapando sus ojos unas protecciones reflectantes de color dorado. Panchito trajinaba con el guerrero universal por el suelo gris, entre granitos de azúcar, alguna hormiguita despreocupada, rumbaba , atronaban sus labios, ponien

A NO PODER RESPIRAR.

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Todos esos años no se si fueron perdidos, quién juzga los años y los días que perdemos. Si tienes suerte solo puedes recordarlos. En el 1.988 hice gestos con la cabeza, hasta ese punto en que decía que sí y que no a la vez. En el 88, estuvo aquella inglesa  -se llamada Anthea-, que dibujaba paisajes sobre paredes blancas, y arrojaba todos los colores, y gesticulaba con sus manos poseída de fuerzas misteriosas, y se acariciaba el coño con un dedo manchado de azul mientras me miraba con lujuria sin poder tocarla. En el 1.988 ya avanzaba sobre el tiempo de forma sinuosa y obsesiva. Si pudiera irme me iría al 90 de repente, sin sufrir. En el 88 bombardearon a niños ya muertos, y se crearon las enfermedades. Me abracé por primera  escrupulosamente a mi mismo, por primera vez con mucho miedo en el 88, y tuve terror a salir a la calle. Por primera vez comprendí que ya avanzaba hasta la muerte por el 89, y en lo sucesivo. Reconocí el vértigo. Y pisaba escarchas en el turno de noche. A finale

QUIÉN SABE.

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Veamos un ejemplo de aparente desorden. Lo que te obsesiona te hace más débil, te preocupa. Son tiempos difíciles en que el pan volverá a tener cenizas sobre su espalda. Los abismos atraen. Pero yo vivo en la orilla de tu alma. Inclinado hacía ti, sondeo tus pensamientos, indago el germen de tus actos. Volveré a comer pan manchado de cenizas. Podría llegar a decir que la muerte sea mi consuelo. Presiento: Que otros, felices, miran un momento tu alma y se van. No había mucho útil que decir, incluso habiéndole dicho varias veces que la amaba, ella no entendía la casualidad de esa palabra que desprende tanto amor así balbuceada en momentos de dicha suprema, cuando eyaculas en la vasijita y esas cosas; pero cuando te lo haces a ti mismo no vas a decirte que te quieres, quiero decir literalmente, sólo puedes dar gracias a Dios porque lo haya dispuesto, así , la mano tan equidistante. Sólo quería explicar el por qué de esta palabra, su sin sentido, así dicha para recalcar ciertos e

APENAS EQUILIBRIO.

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no es pedir mucho que al darte la vuelta tu mano quede por si misma como si fueras a decirme una última cosa que me des unos minutos que si hay aire pueda abrir la boca donde tú respiras y compartamos la bondad que ha quedado sobre todo lo que reposa que hagas el gesto de la despedida como si nunca hubiéramos existido tu mano vuelta sin apenas equilibrio

INDIFERENTE LA ESPECIE.

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Todo lo que me sucede ahora, bajo una luz exigua, es una consecuencia ancestral. He nacido en posición descubierta de una forma ruin, el hecho de nacer me estorbaba. Los latidos de mi corazón fueron exactos desde un primer segundo. Pude detectar como lo dulce originario se hacía sal, a este lado de la vida. Todo un beso por la suave oquedad hasta salir desde el calor a la dulce penumbra. Una mañana de septiembre en que empecé a olvidarlo todo en una fuga constante no elegida. Nadie lamiendo mi placenta, ningún animal, nadie sobre mi boca para decirme de qué especie había nacido. Me suenan los cacharros de la cocina, me huelen las verduras que sin duda borbotean, presiento que ella está allí de la forma habitual, quiero decir lo normal para un día laborable. Todo esto es una vitalidad de un día laborable, por la mañana, el cielo con una pátina de plomo, con ese color alto, sólo traspasado de vez en cuando por aves, vencejillos que van y vienen en una plena anar

LA NARANJA.

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Antes de separarse la luz de la oscuridad. Ya existía la respiración. Antes de juntase las aguas por debajo del cielo. Ya existía la angustia. Antes de que  el amor y el odio se propagasen. Ya te esperaba para apretarte contra mi. Estaba sentado pelando una naranja con un plato en mi regazo viendo como pasaba la gente por la calle, los trocitos de piel dentro del plato, y aquel olor a naranja que podía oler tan intensamente y que salía de mi plato. Había una libélula medio inconsciente con cuerpo de mujer y le hablé, la sacudí, le grité, la pellizqué suavemente, comprobé si su pecho subía y bajaba, puse mi cara sobre su boca para sentir el aire de su boca sobre mi mejilla, no tenía signos de vida, así que la puse lateralmente aplastando sus alitas derechas y abrí su boquita por si tenía restos vegetales o algún insecto de agua muerta de pantano, le tuve que extender el cuello, y elevarlo lentamente, sus ojos de mujer libélula permanecían cerrados, y así, casi si

ESPALDA.

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…he medido sus proporciones en todo lo que podría suceder lo que no ha sucedido lo que está sucediendo su espalda era débil y estricta como un producto seco cuanto más la besaba más me apetecía seguir besándola pensaba en todo lo que me apetecía cómo acercarla más a mi boca por si era la última vez y había calculado mal las medidas de su alma.

PARA EL DESENCANTO.

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Desde el mismo momento en que has vencido en la batalla empiezas a retroceder hacía  la derrota. Sin darte cuenta. Alguna vez hubo algo. De alguna manera. No sé en qué parte. Naces boca arriba o boca abajo para que te devore la vida. Debes mirar. Todo tiende a la decrepitud, en cualquier estado que lo observes: suponiendo todo objeto en equilibrio, aún hay dudas. Lo sólido, aún. Lo líquido, aún. Lo gaseoso en su trasiego de libertad, presuntuosa, evaporada. Lo bello, aún. En lo más extremo de lo que puedas imaginar nada se sostiene. Irrumpe lo inestable hasta  conseguir el estado nulo, y cualquier ciclo, cualquier ritmo, decae sobre si mismo. Debes mirar, no apurarte. En todo fenómeno observado de origen vertiginoso está el propósito de la lentitud. Las manos de tantas veces acogerte sobre su pecho, las sinuosas caricias, los mismos besos. Decaen sin el resplandor de su nacimiento, hasta diluirse. Y lo que era leve y grande y lleno de fantasía a la vez -en su extens

DIBUJADO SOBRE EL PAPO.

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Antón de Prelo descansaba durmiendo sobre un jergón de hojas de mazorcas de maíz. El día había sido duro. Al otro lado de una ancha pared de piedra estaba el ganado, llenándolo todo de un olor pesado a estiércol y a vahos de hierba fermentada. De fuera llegaba el canto del búho. Y por las contraventanas de roble semiabiertas, se filtraba nítidamente la luz lechosa de la luna llena. Por el suelo, entre virutas, desordenados, estaban: zuelas, gurbias, llegras, cepillos, escoplos, raquetas, hachas, clavos, y muchos tacos de goma; madreñas a medio hacer, troncos blancos y lisos de abedul, nogal y castaño. Sobre el banco, acuñada y ahumada, había una madreña terminada, untada de grasa de pelleja. Su casa estaba a unos metros del callejón de la iglesia. Desde su jergón se oteaban, parte del ábside. Y la única gárgola con forma de ser alado y misterioso, con cuerpo de dragón, que proyectaban su sombra – como si tuviera vida- a través del ventanuco, sobre una amplia pared de pie

COMO OLVIDADA.

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No sabía si era pronto. Ni aún ahora cuánto es más tarde. Ni cuánta distancia: más lejos aún, más cerca. De repente ningún nexo. Te abrazan contra algo. No sabes en qué lugar: más arriba, más abajo. Alguien dice: no importa. Es esa sensación de hace unos instantes, como olvidada.

HA SIDO MUY FUGAZ.

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Es muy simple. En  todo lo que puede girar dentro de si, está invisible la inercia y un primer impulso. Y dentro de lo natural lo leve puede ser el primer paso hacía lo trágico. Sentir ausencia es una consecuencia de lo que queda labrado sobre la piel, esperando imparable para crecer. De alguna forma he de decirte que  todo lo excelso de ti no es el lugar en que sonriente me aguardabas, ni un sabor, ni una mirada. No es tu descubrimiento en el sentido de cómo tocas, de cómo sientes. De ti, sólo recuerdo el más ambiguo de todos los gestos aportados, mis dedos girando entorno a tus labios. De alguna forma girando, con un trazado tembloroso e imperfecto. Cuando trasciendes en lo absoluto, siempre piensas: ...en como me liberabas. Y en qué  otro lugar nacía la duda. Mientras mi dedo te señalaba, y en otro continente nacía una esperanza, y millones de miedos en forma de brazos levantados. Al voltear el entorno de tu boca, se agitaba todo lo diminuto, para hacer girar lentamente los gozne

NE ME QUITTE PAS.

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...a mi no me gusta jugar a que estamos escondidos, pretendo  reconocerte, en lo más ínfimo que ocupa su espacio, llegar a ti a escondidas es una apariencia, no un resultado definitivo. Si eres cobijo, pretendo que me tapes. Si lo que ocurre es que das sombra, que me quites el dolor de lo que me quema. Abiertamente ya sabes que cojo en tu pecho, y que puedo temblar si no escondes tu mano. Cuando todo se quede quieto, déjame que me recoja  dentro de ti. Nada de ti me sobra. Nada de ti es ingrato. Tú cuerpo es un alimento íntegro, nada de ti me da preocupación ni asco. Sólo estando contigo me acojo al sentido de la existencia. Te pido permiso para que me quieras, yo te concedo un amplio margen, mis posesiones olvidadas: sentir ausencia mientras estoy boca arriba, tener miedo, pensar que he de morirme entre el más absoluto desprecio de los olvidados. Necesito que estés dispuesta a defender lo más nimio, que no nos separe ni el bien ni el mal, que te vengas conmigo a jugar juntos