CAMINO.
De entre todas las etapas para alejarme, recuerdo una en que me negaba a caminar. Sin mariposas, ni libélulas, las piedras y el polvo repletas de moras. Cómo podría decirte, si estás enamorado ya lo sabes. No había en lontananza la imagen necesaria, donde el camino se hiciese ilusorio, e inexistente. De tanto amor, henchido como llevaba, decidí alejarme mas y más. No sabes lo que es viajar con una carga de amor. Saber, imaginar, otro recibimiento en otra ciudad, llenos los brazos, llena la boca. Y la piel en su esplendor. -poros como volcanes plenos de furia-. El corazón repleto y a saltos bailarines: ahora en su amplitud, quieto ahora como en la muerte. Pretendía alejarme lo más posible para acercarme y cada paso mi estómago saciado, repleto de alacranes, y mi sexo humedecido por el deseo. Era caminando cada etapa de espaldas al horizonte, sin otro pensamiento que su cara en holograma. Su piel oliendo a aceites de almendra, como si