SUCCIONADOR.
QUIZÁS HUBIESE SIDO DE ESTO HACE DOS AÑOS. Cuando entré en la cocina le dije aquí huele a líquido de frenos y a encerrado, y también le dije, hoy tampoco me vas a dar la teta, esto último se lo dije con ciertos arrumacos. Estaba trajinando sobre la meseta de mármol, moviendo aquellos dos rabitos del mandil que descansaban sobre su amplio culo, trajinaba y trajinaba, luego sacó de la nevera doce zanahorias, tres puerros, cuatro huevos, tres cebollas, varios brotes de coliflor, y una fiambrera de cerámica de hígado encebollado con una leve capa blanquecina sobre su superficie, como de haber permanecido allí varias semanas, y comenzó a meterlo todo dentro de la hoya con cierto orden. Cuando acabó de poner todo en el fuego, va y me dice, vente para la silla. La silla estaba de espaldas a la ventana que reverberaba una enorme clarividencia resplandeciente, me dijo, apoya tu cabeza aquí mientras se sacaba su enorme teta izquierda, tan suave de piel como un celofán, con un gran a