Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como regazo

REPTIL.

Imagen
  Cuando tenía cuatro añitos mi madre me posaba la cabeza sobre sus enormes tetas, y me quedaba dormido al instante.  Sentía aquel calor, el movimiento suave y acompasado de su respiración, el sonido de su corazón.  Recuerdo que en aquel regazo no tenía miedo a nada. -Yo estaba locamente enamorado de mi madre. -Tiempo después quedé marcado por aquella extraña anomalía. Me salió una lengua bífida, que se enrollaba en espiral sobre sí misma. Besaba siempre dos veces.  -Era un prodigio-. En condiciones normales, arrastrada por el pasillo de mi casa, medía cinco metros doscientos ocho centímetros.  En los transportes urbanos, o cualquier aglomeracion públicas, cuando estaban repletos de seres humanos, mi lengua bífida se deslizaba, aparentemente, como una rama de yedra, reptaba, elegía las hembras más apetecibles que llevasen faldas o pantalones amplios, y me deslizaba sigilosamente hasta alcanzar sus hermosos coños, para mover frenéticamente mi doble lengua en su parte más excitante y ape