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Mostrando entradas de diciembre, 2020

EL INOCENTE.

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  Madre mía, sé que estás ahí, en el Cielo, donde ya no sufres los sabañones, ni llevas cántaras, atados de hierba y leña, sobre tu cabeza pequeñita, que era todo ojos castaños, así de grandes, tú ya sabes lo que decían, ese, por mí, tonto del culo, se lo dijeron, tantas veces, a mi padre, borracho incluso porque se lo decían. Lloraba , en  el mostrador del bar de  Toñín , si lo vieras, lloraba, madre mía, si lo vieras, como un niño, lloraba. Y a  mí  no vas a decirme lo que es el recuerdo, y a veces recuerdo porque sé que me hablas aún desde el otro mundo, tú, madre mía, sé que me ves como  solo  la Virgen puede hacerlo, porque ella te enseña a mirar a través de las nubes, nimbos, antes de los truenos, y me reprendes, ahora que ya no puedo hacer otra cosa que recordar, de viejo y tonto, de viejo tonto, tan viejo, madre mía de mi alma, y recuerdo, a  ti ,  solo  a ti, que me arrimabas a ti y me olía tu barriga a escanda. Cantidad de veces  él  venía con la cara de ogro, mi padre así, c

SE LLAMABA OLVIDO.

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  OLVIDO. Le había dicho cuando se acercó hasta la mesa del comedor mirándome de aquella forma tan extraña, oyes, desde hace tiempo tu cabeza anda un poco alelada. Se lo decía en broma, eran letanías mientras estrujaba mi inteligencia haciendo un puzle con la cara de un perrito Bichón frisé con lacito color rosa . -En fin. -Sí,sí. No había que ser un especialista en cosas del alma para darse cuenta de que era una paciente rumiadora en todos los actos que le sucedían, tan llena de personajes en su cabeza, como si fuera una obra de saltimbanquis que un ser extraño dirigiese con finas cuerdas invisibles. Yo por aquella cada primero de mes, como un reloj, iba a visitar a Elsa, y a otras cuatro enfrente de la calle Contracay. La Elsa la chupaba de maravilla, le daba aquel toque de sumisión que a mi colgajo le excitaba, arrodillándose delante de mi bragueta, mientras me miraba virginalmente, era de mucho tragar y de sostener la corrida, y a mi me cundía el sildenafil, muy productivo para no

LUZ.

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  De  mí  exigen los colores que les  dé  vueltas, que los vea como si de verdad existieran.  Sé  que de esa luz surgen todos los colores y que ellos  están  en  mí , sin  mí  no existirían. Cuando vengo aquí no vengo a buscar la esperanza, busco que la luz refleje su  único  color, y que yo imagine todos los colores para poder tener esperanza. Vengo aquí para recordar el inmenso esplendor de la lejanía, y el grandioso milagro de la luz. Vengo aquí a mirar, para seguir vivo. Debes saber que nada existe sin ti, tú eres partícipe de todo. Comprende, que has surgido de la oscuridad, y allí debes volver. Vengo aquí para no olvidarme de mi mismo.