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Mostrando entradas de septiembre, 2018

INSTANT.

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Oh, gran zorra de mi vida. Sé que nunca me has querido. Lo sé cuando masticas delante de mi  y me miras fijamente llena de asco. Oh, gran cabrona es un suplicio tanto tiempo tanto silencio.

LE LLAMABAN EL RUMIADOR SOLITARIO.

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Aquel dilema como otros muchos que no paraba de rumiar. Sí. La distancia más corta entre dos puntos no es la linea recta, es la curva. Así de simple. Y tener claustrofobia porque sabía a ciencia cierta que el radio del universo eran milímitro arriba o abajo diez elevado a siete años luz, incluso su densidad, palpable, uno dividido por diez elevado a veintidós. Extrañamente elucubrando. Rumiando una y otra vez con aquellas cantidades infinita s. Masticar pensamientos. Digerir. Otra vez masticar. Este día tan extraño, más intenso de lo normal de otros días más planos y largos. Mis dudas habían empezado a eso del mediodía. Es ese estado en que te paras a pensar y luego prosigues y prosigues, parándote otra vez a pensar. Estuve así unos diez minutos, algo que no es normal en mí. Los que me conocen saben que soy decidido y que pienso las cosas lo justo. El caso es que venga a darle vueltas sin encontrar la solución sobre aquel dilema (llamésmole así), que ya empezaba a obses

SESIÓN CONTINÚA.

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En todo el cine podríamos haber seis, luego entró la muerte que de oscuro no se le notaba, y se sentó muy cerca de la pantalla. La oscuridad inmensa a veces. Otras veces la pantalla lo iluminaba todo con sus destellos a lo relámpago infinito. Yo tenía la boca pegajosa de haber cortado los rollos de poliester transparente comprados en un Chino para colocar los doscientos carteles del Partido sobre las esmeradas paredes de cinco centros culturales hechos con el sudor del ciudadano. Yo no sabía. Yo no me podía imaginar que mi boca estaba recorrida por el enteococcus faecium, por los restos de la incada de dientes a los posos de cola que habían pasado por la balsa de encole, en donde habían miccionado Wang Chuao Tao padre, donde se había limpiado la regla Hui Ying Amuxi, la madre, dónde había escupido esputos a lo largo de tres años el abuelo Jian Zhang, y los contratados a catorce horas: Zhao,Li, Huang y Xao Chen Omuxi. Añadir tambien dos mininos muertos, cuatro ratas aguaronas, y un