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OBJETO.

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  El hecho fue que subía el cabrero Damián Hueso, llevando el rebaño por las Riscadas, debajo de la loma del Vallical cuando vio el objeto, según nos dijo, resguardado entre unos matorrales de carrascal y coscoja, y antes del bulto, muchos rebrotes de tomillos y espliegos, que lo hacían pasar desapercibido. El bulto era un paralelepípedo de formas perfectas y muy hermético, del que se había desprendido la pieza que adjunto fotografiada, adosada, por la forma irregular que faltaba en uno de los lados del paralelepípedo. Damián guardó su secreto hasta el final. Dejando a las cabras sueltas, arriesgándose a alimañas, bajó a avisar a la pareja, y la pareja vino a mí que llevo veinte años siendo relojero en este pueblo llamado Torrijas del Infantado, por la zona de Calomarde, por Teruel. Con la pareja también subió Genario Puertos, el boticario ocasional de la Royuela, que también visita nuestro pueblo dos días a la semana y aquel día coincidió. Subimos con buen paso por un sendero que Dami

CHIHUAHUA.

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  Dejé de dudar de su equilibrio mental después de largas observaciones de su comportamiento.Nos habíamos conocido apenas hacía un año por un encuentro no buscado, relacionado con el tipo de nuestro trabajo. A ella todo le parecía efímero -siempre-. No era una casualidad, era su palabra preferida. Y también: que entre dos latidos de reloj no había pausa, existía la eternidad. Eran sus frases rimbombantes, simbólicas, muchas veces sacadas de contexto y sin venir a cuento, según se le ocurrían. Decía aquello de que esto que te he dicho sería un hermoso verso para un poema existencial. Algunos festivos estábamos en la cama una pierna sobre la otra, echados al atardecer antes de que, según ella, se acabase el mundo y regresasen los jinetes del apocalipsis para llevarse miles de almas. Aún existía aquel olor a hierba cortada que entraba por la ventana que daba a un prado que llamaban la Hondonada.  Su juego preferido era que le comiesen el coño. Disfrutaba muchísimos si le comían el coño. S