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ROCES.

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  Yo soy de rozarme mucho con mi Pamila. Siempre me estoy rozando, incluso, cuando pienso que ella está distraída, voy y me rozo. Esto no tendría su importancia en la cama, porque rozarse en la cama un hombre y una mujer es hasta natural. El problema es que a mí me gusta rozarme con la ropa puesta, es decir, de vestidos. Si ella está "arrebanando" tomates, puerros, cebollas, o cualquier otro alimento sobre la meseta de la cocina, me acerco sigiloso y la rozo, primero levemente sobre los muslos y pantorrillas de sus piernas, sobre el culo, u otras de sus partes laterales o de costado. Hasta que ella se da cuenta de que la rozan, y se da cuenta de que la rozan porque yo me excito tanto que se me nota la polla muy dura, y las mujeres no sé que tienen que notan mucho las pollas. Por otro lado, mi Pamila es muy sensible, digo sensible espiritualmente, hace poesías, y las va a recitar con otro grupo de poetas a bares modosos, y librerías, o locales culturales del ayuntamiento, al