Entradas

TURING.

Imagen
                                                            TURING.

COLOSUS

Imagen

POSOS.

Imagen
En este instante mismo me huele a primavera, y aunque la tierra ya está reseca, surgen flores desconocidas para mi entre la trágica rotura que forma una dura piedra blanca. Por eso. Imploro cierta ilusión. Suponer que entre cada estío haya un periodo  exuberante. Que el duelo de la tierra deje paso a rastros de espesos  colores, y la vida  albergue sublimes  instantes antes de desaparecer llena de dolor. Deseo imaginarte. Como lo vivo y viva. Aunque estés clínicamente muerto, sobre el vapor que suelta tu boca, en  ese espejo que trata de adivinar los restos de tu vida, se podría dibujar un corazón con la caricia de un dedo.

PUERTA XOR.

Imagen
Le había dicho cuando se acercó a mirarme hasta la mesa del comedor, oyes, desde hace tiempo tu cabeza es una xor. Se lo decía en broma, eran letanías de mi trabajo que ella no entendía. No había que ser un especialista en cosas del alma para darse cuenta de que era una paciente rumiadora en todos los actos que le sucedían, tan llena de personajes en su cabeza, como si fuera una obra de saltimbanquis que un ser extraño dirigiese con finas cuerdas invisibles. De todos sus personajes había uno cierto que siempre comentaba como tal en una única salida a la realidad, de ahí mi denominación de puerta xor. Creo que fue sobre el veinte de mayo cuando subía con sus pesadas bolsas del supermercado, era una acarreadora con los ojos pensantes profundos y perdidos. Fue sobre esas fechas que comenzó a meter la llave en las puertas de los vecinos, en orden inverso, hasta el primero, en que la puerta se abrió mostrándole su espacio tan lleno de vacío como una única salida.

TELETIPO.

Imagen
Me había realizado un banburismus como si me hubiera hecho un rápido corte de mangas. Ella en su esquina de la mesa en el acto repetido de la cena , deambulaba con su índice con las pequeñas migas de pan sobre el mármol. Era extraño que en los atardeceres de los domingos yo no comprendiese su mirada perdida, ni tampoco los vertiginosos vuelcos de las golondrinas que veíamos pasar una y otra vez como relámpagos a través de la ventana abierta. Un banburismus, pensaba, una rara señal con una pausada secuencia de vacíos entre las migas ordenadas. Sí. Cómo advertir su gran soledad, sus movimientos pausados para colocar aquellos diminutos trocitos de pan en seis precisas hileras, sin espacios, que trasmitían a larga distancia un SOS con la palabra olvido.

LORENZ.

Imagen

LA CABINA.

Imagen
Hoy estuve caminando por el extraído de mi ciudad. Sucede que vas a buscar panorámicas hermosas para ver el mar, digamos que subiendo una media montaña que tiene unas vistas inmejorables de esa raya tan infinita que te ayuda a reflexionar con ese extraño silencio que proporciona el mar. Cuando ya estaba mucho más allá de donde las casas se terminaban observé un servicio de urinarios municipales totalmente pulcro, muy hermético, pintado de azul, lleno de anuncios publicitarios. Digo hermético en el amplio sentido de su apariencia externa, y lo digo porque no tenía ni una triste ventanita, sólo en su techo se le adivinaba una salida de ventilación, supongo asistida automáticamente cuando se abría la puerta y entrabas en su interior. Quiero decir que cuando lo pasé no llevaba ningún tipo de apretura, tan sólo se me vino a la cabeza aquella fábula llamada La Cabina que protagonizaba el extraordinario José Luís López Vázquez y que quizás nos trataba de mostrar una imagen abstract

MARCHA ATRÁS.

Imagen
. ..así, fue así, le dijo, mi amor métemela ya de una puta vez, sácamela por el culo, así mismo le dijo, de una puta vez que la atravesase, como acuciando, angustiada. Así que su Jombre se bajó los pantalones de esa forma, sonó la hebilla del cinturón de esa forma, y así amordazadas las dos piernas entre sus calzoncillos, entre sus perneras, atado, se escurrió hacia adentro a la primera en un acierto pleno, todo el muñón y la bola hasta los huevos, cerquita del mismo culo, todo aquello tan lubricado, tan acariciadoramente suave que vibró en varias acometidas emocionadas, en la ultima acometida después de treinta y ocho vibró diferente al tiempo que las manos de Ella amordazaban las dos partes de su culo que iba a retirarse hacia atrás lleno de cobardía, como otros días en otras mañanas llenas de cobardía, y ella tan harta de ovalarse tantas veces ovalándose para nada, todo un desperdicio sobre los pelos de su coño. Tantas veces esperando en la ventana, tantas secuencias r