CONTAGIOS.

No hay nada malo en contagiarse la pena, en contagiarse enfermedades de la piel, y el odio, o el amor si luego, sabes deshacerte de ello con facilidad. El crimen más grandioso, desear que fusilen a alguien, y tenerlo veinte años esperando a que llame a su puerta el confesor y el cocinero. Que te llenen de pócimas y te contagien los gritos de la locura, que te contagien la miseria. Que sin tocarte te vuelvas catatónico con sólo mirarte a los ojos. Que lleves sobre ti enfermedades infecciosas: el odio a veces, el miedo a veces, -para subsistir-. Y casi todas las veces, el mayor de los contagios, la falta de compasión. Amén.