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RECONSTRUCCIÓN DE UN POEMA, O ALGO ASÍ.

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Al tercer día sin ganas de hacer nada resucité . ….......................................para elegirte. Estabas en ese silencio en el que llorabas. Al tercer día, o ese Martes. . Aquella palabra era un don olvidado. .Reconstruida otra vez la eternidad. . Nacido del vacío para aprender todas las palabras. .En aquél lugar cálido. El vapor. El primer grito. . . Boca arriba imaginando el leve contacto de un beso. Dónde estaban todas las flores que hubo para recibirme. Indefenso entre dos brazos al amanecer. . Tendría branquias si fuera suficiente. el aire que respiro. Tendría boca. …................................Hoy Agotados los nombres. Mi nombre. Los trazos esculpidos de mis pasos. Por el mismo camino. . …..............Mece el aire tules en forma de alas. …..............Hay un rastro plateado de una mariposa. …..............Donde la

MORCILLAS QUE SABEN MUY BIEN.

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Morcilla aragonesa con piñones y anís. Morcilla de Burgos con mantequilla y pimentón. Morcilla asturiana que lleva sangre y cebolla. Morcilla de León llena de de cerdo y ajo. Morcilla de al lado del Duero que lleva pimienta. La de Villada hecha con tripa. Morcilla de Palencia hecha con paciencia. Morcilla manchega llena de manteca. Morcilla catalana con trufa, hígado y lengua. . . Morcillita hecha de ti. ... . con trocitos de tu corazón. . Palabras de cosas . . por ejemplo: almendras. Y flores de camelias que huelen bien.

CUANDO EXISTÍAN LOS DÍAS, MUY AL PRINCIPIO.

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El día siempre estuvo, cuando nada lo soportaba. . Ya estaba el día. Con su hora mediana, y el desazón que lo cubre al despertar. . . Había un modo perfecto, cosas anteriores que ya hablaban relatando los sucesos, contando las horas. . . Cuando no había piedras esbeltas, casi la piel no sentía, sólo el color blanco en un resplandor inmenso. Ya salias por las mañanas lleno de incertidumbre y te cegaba la luz. . Y existía el regreso,                                     y el olor a pan.

TREN.

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Mis facciones existen sobre el cristal de un escaparate. Son de esta vida a la que pertenezco. Fusilado sobre una litografía debo dar fe sobre este encuentro. Hay varios sin destino, entre todos los viajeros, otros que perdieron la memoria, sobre el mismo banco de la estación. Hasta el agotamiento llevo mis brazos. Las únicas flores de plástico se marchitan. Y mis pies. A veces sin ningún deseo. Que será de mi sin compasión. Y un círculo de luz que se desplaza inexorable hasta el final de la tarde. Qué será dentro de la oscuridad. Cuánto debo esperar sin morirme de pena por recibir una noticia. De qué forma me quedaré con los ojos abiertos. Al descubrir el rostro del ser que caminaba sin descanso. Qué trenes pararán aquí para él. Y a qué lugar decidirá marcharse. En este instante que aún no ha sucedido.

ME DESPERTÉ DESPUES DE UNA NOCHE ETERNA.

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En un día más de suerte, levantar mi cabeza y sentir el orden de todos mis recuerdos. Palabras que recojo para hablarte. Los nombres antiguos. Y el regreso todos los miércoles para ver el mar. Compulsivo este deseo de besarte. Todas las preguntas en ese orden. La lógica en su estado más ínfimo. Palabras que guardo para cuando estés. Los nombres de las cosas y el engaño de los colores. Al abrir los ojos.

LA VIRGEN DE LA CUEVA LOS PAJARITOS CANTAN.

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La virgen de la cueva estaba allí y afuera llovía. Yo me había detenido para cobijarme. A través de la oquedad que daba al sendero se veían los aluviones de agua caer como una cortina interminable. Cuando la vi ella nada me dijo, se mostró cauta, la humedad lo sobrepasaba todo, la ropa húmeda nos hacía tiritar, a ella marcándole sus formas bellas y exactas. Me vino a la memoria aquellos cántigos de la infancia, de cómo voceabamos hasta el paroxismo gritando y gritando. Y lueg o la inapreciable fe que de repente sentíamos en la iglesia al mirar su rostro sumiso y sus ojos como perdidos. Nunca jamás pensé encontrarme con la virgen de la cueva tocada con una camiseta blanca marcando una areolas de un ligero tono oscuro. Fue después del grito de un trueno, cuando ella me miró con cierta indiscreción, su rostro ahora certero me hizo acercarme a ella, pensé que con sus ojos me reclamaba, supuse que necesitaba un poco de calor. En aquellas circunstancias la erección fue inmed

PENSABA QUE ESTABAS Y AÚN TE ABRAZABA.

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Hubiera podido hablarte de las despedidas sino hubiera trenes moviendo el aire sobre mi cara. De qué forma saber que estas triste sin mirarte a los ojos a una mínima distancia. Y palabras que te digo bajo esta luz gris de marzo. Y mi manos que se abrieron para apretarte. Qué sería de mi sin escucharme de memoría que aún estás aquí en este abrazo que no se acaba nunca.

MENSAJE.

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20 EF 9A AC 30 48 3E 84 FF 00 3A 85 7E F6 7D 2A 17 C1 0C 6B B5 F0 C1 CF 86 6F B9 FE 16 FE 55 D5 F8 4C 93 A0 5E E7 FB BF E1 5B 9E 15 CF D9 2E 33 FF 00 3C DB F9 57 A1 7C 28 70 74 48 C1 E3 6B 11 F5 E7 3F D6 BB AF 87 0F 9D 31 01 18 DA C4 7D 7E 62 7F AD 76 1E 0A 6D D1 6D C6 30 48 FA F5 3F D6 BB 2F 10 28 68 09 F5 5A EA 35 B5 CD B9 FF 00 76 BA 0D 70 6E B5 6F A6 6B C3 24 40 BA DE A4 14 60 28 90 8F FB EC 57 90 5C A6 DD 5E FF 00 68 E1 44 B8 E3 81 F3 AD 79 A5 E2 EE 92 F5 80 20 46 B2 63 1D 3E F8 15 C6 DF 71 72 FF 00 EF 9A E5 26 E2 EA 41 EF 5C E9 FB D9 F6 ATU RRASTRO ENTRE ESTOS LIMITES ED 60 7D C9 A9 ED 6D E4 EC 98 1F DE 22 96 18 TANTO AMOR COMO PUEDAS C 3A 73 96 EB F9 57 77 A7DAR  03 0D BE 37 74 A9 35 9D 72 DB 4D 8B CA 88 A8 93 B0 E9 81 58 B4 9A 86 A1 05 AL FINAL EL  DE TODAS TUS HISTORIAS SIN ANONIMATO SIN TRISTE SOLEDAD4 07 F7 84 7F B3 49 1F FA A6 A1 C7 F4 A6 38 F9 0F D2 98 3B D4 B0 0C B7 4F 43 59 57 7F 34 8B ED 54 B5 1C 79 A3 E9 55 FC 41 CA A9 F4 AE 96 C3 45 86 05 12 4C 3A 73 96 EB F9

EFÍMERO.

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E fímero - s iempre-. No era una casualidad, era su palabra. Y también: que entre dos latidos de reloj no había pausa, existía una eternidad. Algunas veces una pierna sobre otra, sentados al atardecer antes de acabarse el mundo. Lo piensas. Por qué era necesario mentir. Aún existía aquel olor a hierba cortada, y el mar parecía más alto que la colina, como encogido para caber en el precipicio. Le dije: mira, por ese sitio la gente bebe todo el vacío durante ocho segundos para poder morirse. Y luego los trae el mar a esta orilla con medio corazón y las manos abiertas. Hicimos un largo silencio en una hora que no hay nada que hacer, y piensas que mañana será todo diferente: lo que vayas a pensar lo que hagas lo que descubras lo que vayas a sentir. N a cidos nuevament e. Tan frágiles como cuando transitas por el pasillo de un hospital a las doce de la noche, sin tener casi esperanza. Me decía: efímero - siempre-. Entre cada parpadeo de sus ojos

POR EL MISMO LADO QUE SIEMPRE CAMINO.

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Para qué recorrer el borde del precipicio de mano en mano, sin deseo de poder salvarse. Ir así sin ningún fin premeditado sin microscópicos relieves en la piel que te recuerden el sentido del tacto. Cómo se juntaron las líneas de Nazca, con qué armonía sin perspectiva para ser visibles y quién es el osado que mensuró el radio del universo y puso tu nombre infinitas veces para invocarte cuando el dolor me estremece. Quién soy en esta parte de la ventana esperando que aparezcas cualquier atardecer.

MIRO CUANDO VOY EN EL AUTOBÚS Y PIENSO.

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Para Antonio Rodríguez que hilaba con telómeros trozos de piel herida, para la piedra desgastada de tantos rezos sobre su borde ígneo. Y también para Paula que levanta a su hijo y se ríe para ofrecerlo en sacrificio. Y el hombre encapuchado que siega las flores y las colas de los lagartos, que asesina mariquitas, y remata crisopas mutiladas. Para los que vamos en este autobús la mosca que vuela sobre la cara de Amanda relativa en su avance. Y la ciudad que pasa, el anuncio de pegamento la oferta del banco sonrisas y la miel en un escaparate azul. Para Sonia que se da golpes en el corazón y para todo el amor y mi mano que aprieta en equilibrio y la grúa monstruosa que se eleva llena de vacío.

CONSTRUIR.

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La Muralla China se hizo para que no entrase la arena del desierto del Gobi. Construir un escalón para llegar ahí, fue hecho para eso. Para ser destruido construyeron el muro de Berlín. Para esperar el autobús una parada frente a mi casa. Para tener pánico el ascensor que me sube. Las sillas del hospital. La Sagrada Familia para que mires el cielo, y no te preguntes para qué. Y tantas palabras. Los socabones atómicos de Kazajistán, Mururoa, Nuevo México, aquel para jugar a las canicas en Sinkiang. El banco de cemento frío en el Parque de Asis, los pájaros que vienen a comer las migas que suelto. El miedo a volver hecho por mi.