NO LO OLVIDARÉ NUNCA.
El niño subido sobre una silla que mira a la oscuridad.
Yo he visto su gozo sobre el árbol caído, y el árbol muerto.
La noria dando todas esas vueltas.
La melodía que sube de la plaza: saxo solitario (aquí su
forma de voluta).
Saxo estruendoso a veces, sutil voz que nunca más. Y una
llamada.
Ahí estuve. Sinceramente lo digo.
Hubo alguna vez una puerta rota y unas escaleras pendientes.
Olor a lejía.
Y la llamada por primera vez, y desde entonces todas las
llamadas.
Una voz larga. Una orden de repente. Desde ese día.
Se puede esperar una llamada. Siempre (las más horribles en
la mitad de la noche).
Aún los ilocalizables pueden esperar una llamada.
Desde ahora la llamada me perseguirá siempre.
Por primera vez el sentido de mi nombre. Y luego.
La llamada es indispensable para reconocerte.
Todo ocurre porque existe una llamada. No es una broma.
Todo les puede ocurrir a los que viven.
Y de repente una carrera inalcanzable. Había sido llamado.
Era una cita sentado sobre un árbol muerto, carbonizado.
Aún estaba el resplandor del fuego sobre las hojas haciendo
sombras grotescas.
Giraban y giraban hombres y mujeres cogidos de los brazos.
La noria dando todas esas vueltas, al son de un saxo solitario.
Una melodía.
Todo bajo las estrellas.
En el cine echaban el tercer hombre a la intemperie.
Era un hombre llamando a una puerta. No lo olvidaré nunca.
Comentarios
Un beso
Hay una jotica aragonesa, enorme, que se tiula: a las tres de la mañana.
Y habla de eso.
Gracias por leerme.
Un beso.
Gracias por haber estado por aquí.
Un beso.
abrázote
saludos querido Kenit