EN ESTA MISMA HORA.
Ahora, a esta hora, quizás no estemos para leer poemas transcendentes, ni otras alegorías al amor. O cosas así, ni al sol y todas sus penumbras, sus esplendores, digo. Ni al mar como recién descubierto, cubierto, aún, por las nieblas de las fábricas. Esto es un tratado de la desesperación intentando creer que estamos vivos. Y que solamente vivimos un error. Y mañana otro error, y así, que creamos, errores sucesivamente. Nada cerdo entonces, un beso es un beso, allí donde te apetezca. Me lo dices entonces, debo creer, creer en ti que te has despertado conmigo. Tú que tratas de alimentarme desde el borde del fregadero. Dame amor sólo, influjos, me apetece, no tocarte, mirar solamente tus movimientos; tus huesos en movimiento lentamente doloridos. Por ahora estaremos aquí siempre, otro sábado esperando. No estamos tan mal, aún vivos, con mucho azúcar en la sangre. Y nuestra cita en la cocina a la hora de los sábados. Pediremos que sea así siempre, nunca peor, siempre así. Ahora. E...