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AUTOBÚS

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Ahora mismo no percibo cual es mi realidad. Estoy sentado con una bolsa de viaje sobre mis rodillas. Mi cuerpo se mueve con la inercia del autobús que sale de una estación. Pero no sé a donde voy.

CINE

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Pudo haber sido un jueves de semana santa de hace unos cuarenta años. Podían estar echando, -en Eastmancolor, Technicolor, o Metrocolor-, las películas obligatorias del régimen: Los Diez Mandamientos, Ben-Hur, Cleopatra, La Biblia . O alguna edulcorada como Simbad y la Princesa, La Noche de los Muertos Vivientes, Mary Poppins, Desayuno con Diamantes . El título no me importaba mucho. Siempre entraba al cine Goya, con la película empezada. Al entrar desde la calle, los ojos tardaban en adaptarse a la semioscuridad de la pantalla. El acomodador encendía ligeramente una linterna que tapaba con los dedos, era como si adivinase a donde ibas. Caminaba presuroso, por el pasillo lateral del patio de butacas, y me dirigía a la oscuridad plena de las últimas filas que quedaban protegidas por el saliente del anfiteatro. Oteabas el ambiente, apenas adivinabas las siluetas de cuatro o cinco mujeres. -por lo general, distribuidas simétricamente-. Si había alguna libre te sentabas a su lado. Si est

AROMATERAPIA

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Esta noche me dejaron aquí. Recuerdo que la cama estaba helada, y que sentí el mismo miedo de todas las noches. No recuerdo cuando he muerto para los vivos, ni cuanto tiempo llevo adoptando esta postura de acurrucado. Una vez al día me estiran, me dan dos vueltas o tres, mientras siento el agua fría sobre mi cuerpo, y percibo el olor de los ungüentos. Nada que objetar a esto. Te sientes inanimado. Ningún recuerdo. Ninguna sensación táctil. Ninguna señal que te indique que formas parte de algo. Sólo miro, oigo y huelo. De estos tres sentidos del que más disfruto es el de la vista. Me ubica. Es mi secuencia del tiempo- día, noche y día- Después de embalarme para la noche. Los siento en la otra cama. Jadean. Parece una pequeña pelea. Aparentemente se aman. A ella la disculpo por la soledad que implica mi vegetación. Después de amarse. Ella se desliza en mi cama. Se escurre, y me da a oler su parte más intima. -Yo se lo agradezco con una leve sonrisa-

RSS

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He activado varios RSS, alimentando mi página Web. La pobre estaba un poco triste, con poco color y muchas ausencias. No tenía vida. Digamos que estaba deshinchada. Desde hace unas horas está más contenta. Se pueden ver públicamente muchas cosas de mí. Se accede directamente al sonido de mi corazón, puedes palpar su ritmo, la clase de latido, incluidas variadas extrasístoles, y ritmos sinuales descontrolados. Por otro lado también es visible mi estado de ánimo, los biorritmos en pulsos de gráfica con secuencias cada 28 segundos. Es accesible mi temperatura corporal, con variabilidad cada hora, en gráfico a dos ejes. Se puede saber mi desplazamiento vía GPS, con una exactitud admirable. He puesto en la habitación pequeña una web-cam, visionando un sofá. Cada 23 horas me podréis ver leyendo, o viendo la televisión. Este es mi gran hermano particular. Mi próxima implementación es poder transmitir los estados de mi alma. Un poco más complejo quizás. Pero a mi no se me resiste ningún RS

ARMARIO

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Ayer a las tres de la tarde me volví a meter en el armario. Como están las cosas, tiene muchos beneficios fiscales de contribución, dado que la superficie ocupada es menor. También tiene menos porcentaje de comunidad. El gato escogió el anaquel superior, y yo la parte de abajo. Llevo varias horas viviendo. Al principio no me acomodaba bien. Ya eran tres años viviendo fuera, y ya se sabe, la amplitud tiene sus comodidades. Ayer cené una tortilla de bonito, y el olor era algo cargado. Abrí ligeramente la puerta y se disipó rápidamente. Hoy saldré a comprar comida para todo el fin de semana, dicen que habrá vendaval. Voy a asegurar los geranios que tengo en el balcón. Vivir en el armario no es tan malo, si se lleva con imaginación. Un beso para todos.

PABLITO

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Dicen los profundos conocedores de Homero, –poeta y rapsoda griego, del siglo VIII, antes de Cristo-, que cuando quería inspirarse, atravesaba el gineceo, y lentamente se agachaba en el jardín, absorto, observado por las mujeres, esperando una leve luz de los dioses. Así estaba agachado, hasta que le renacía la inspiración. Y dicen, que después de limpiarse con una hoja de parra, se levantaba, llevando en las manos doce versos de la Iliada. Que malo tenía eso. ¿Acaso la Iliada nos ha olido mal? La mayoría de los poetas han forjado sus poemas en instantes parecidos, ausentes, con la mirada perdida mientras el esfuerzo muscular regula los esfínteres, plasmando la rubrica enroscada sobre el ballico. ¿Y acaso, los poemas de nuestros poetas preferidos nos huelen mal? Dejemos a un lado que los poetas, en general, son una morralla evanescente, creídos, neuróticos, raros, insoportables, siempre esperando que les pasen la mano. Incluso los que fueron asesinados se cagaron de miedo al final de

"LOS RUTIOS"

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Ayer por la tarde, de la que venía de trabajar, pasé por mi vídeo club y saqué dos títulos muy sugerentes: La sinfonía del placer, y la Almeja rosa. Luego me metí en el súper y compré seis de palomitas, una de orejones, ocho botes de cerveza, - por si se me acababa la logística de la nevera- En el quiosco arramplé con dos de barritas de siete cereales, una de fresas pica pica, una de jumbos, y dos de tortitas de regaliz. En el Burger me compré dos dobles con beicon y queso, tres churrusquitos, una de aros de cebolla, y cuatro de papas; y lo que más me gusta, dos de tarta de chocolate, y mucha munición de mostaza y tomate. Cuando llegué a casa con el cargamento ya eran las 8 de la tarde. No hice muchos prolegómenos, prendí el video, metí la de la Almeja rosa, -era la más sugerente- y empecé a zamparme todas las viandas. La cosa es que a eso de las tres de la mañana, me desperté en el sofá con muy mal sabor de boca. Me subí los pegajosos calzoncillos, y a trompicones me tiré encima

BEAGLE

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Desde mi balcón veo el palo mayor de las velas del Beagle. He puesto la tienda en el salón, y estoy rodeado de hojas y plantas extraordinariamente hermosas. Espero contemplar y observar esta parte de la tierra, tan extraña para mí. Mi compás de madera comprueba la dimensión lateral del cráneo de mi gato, y cuidadosamente lo dibujo. Hoy estaré todo el día aquí. Mañana acamparé en la habitación del niño.