Ahora mismo no percibo cual es mi realidad. Estoy sentado con una bolsa de viaje sobre mis rodillas. Mi cuerpo se mueve con la inercia del autobús que sale de una estación. Pero no sé a donde voy.
Si vas a comprar un colchón y te regalan una paletilla de cerdo, nunca dormirás bien, el colchón lo han hecho los chinos. Si llegas a casa y Ella está haciendo unos calamares en su tinta, mientras te espera y está de espaldas y sientes ese vacío en el pasillo, y ese olor que te repugna huye, debes irte antes de que vayas abofetearla. Ni pizca de amor. En un colchón hecho con sufrimiento no se descansa bien. No hay términos medios, a veces, los presentimientos se cumplen. Nunca trates de explicarte el infinito, ni las calles que te reciben llenas de vacío todo estaba antes dentro de la creación antes de hacerte a ti el vacío quizás no te habías dado cuenta. Si has cerrado la puerta detrás sólo dejando ausencia y desamor dejando el aire que se queda no vuelvas, simplemente escóndete no vuelvas a mirar sus ojos, por si te arrepientes, te convertirás en estatua de sal. Ya sabes todos tenemos suficiente espacio para deambular y apretar las manos. Piensa que el ...
El niño subido sobre una silla que mira a la oscuridad. Yo he visto su gozo sobre el árbol caído, y el árbol muerto. La noria dando todas esas vueltas. La melodía que sube de la plaza: saxo solitario (aquí su forma de voluta). Saxo estruendoso a veces, sutil voz que nunca más. Y una llamada. Ahí estuve. Sinceramente lo digo. Hubo alguna vez una puerta rota y unas escaleras pendientes. Olor a lejía. Y la llamada por primera vez, y desde entonces todas las llamadas. Una voz larga. Una orden de repente. Desde ese día. Se puede esperar una llamada. Siempre (las más horribles en la mitad de la noche). Aún los ilocalizables pueden esperar una llamada. Desde ahora la llamada me perseguirá siempre. Por primera vez el sentido de mi nombre. Y luego. La llamada es indispensable para reconocerte. Todo ocurre porque existe una llamada. No es una broma. Todo les puede ocurrir a los que viven. Y de repente una carrera inalcanzable. Había sido llamado. Era un...
Aristóteles y Platón lo jodieron todo. Luego vino Cristo y Mahoma. San Agustín fue tan cabrón como los doce apóstoles. A San Francisco de Asís yo lo perdono porque quiero mucho a los gatos. Pero en general, si no fuera por esta pandilla de degenerados la máquina de vapor ya podría haber caminado poco después del segundo siglo. Yo cuando voy a buscarte pienso cosas y me empalmo ligeramente. Cuando voy a buscarte ya empiezo a pensar cómo voy a empezar hasta llegar a comerte el coño. Llevo apuntado cuando te baja la regla, también sigo al Ogino, y llevo un calendario del BBV lleno de circulitos para uno, y rayas para lo otro. Como tengo nada qué hacer le doy vueltas a la manzana donde trabajas, tú estás en una esquina. Y cuando tengo algo que hacer lo hago rápido, para seguir dando vueltas. Algunas veces pienso que si no estuvieras tu se me pondrían los cojones de corbata de lo sólo que estoy. Si pones mi nombre completo en el google sale uno de la Coruña y luego yo, imagínate. So...
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