EXPERIMENTOS DE OLORES.
UN INICIO DE ALGO. No sé si era aquí. OLORES. Del rellano ese olor a nenuco, y quién te ha dicho que no hay un bebé muerto metido en la alacena donde las pastillas del Avecren. A butano siempre me ha olido y a zotal, a Rapidín de matamoscas, a guano. Aún sigue habiendo ese olor a gallina blanca, cuando subo por la escaleras, hay un lugar hacía la cuarta planta que huele mucho a gallina blanca y y y me jode mucho porque me recuerda cuando eché a mi mujer de la casa de la calle del Torno, a empujones, con cuatro bragas que le metí en una maleta a medio cerrar, y le pasé la bisagra del cerrojo y el pasador, por allí cantaba Emilio el Moro por el fondo del rellano o más abajo el mismo fandango del Cantimpalo, otra vez y otra y otra y otra. Si te fijas aún hay galletas maría de las cuadradas que ponían maría, que mojaba con leche a las siete de la mañana mientras mi padre me daba cabezones y me caían por el pecho o sobre el Parbulito y el rayas y el catecismo y el Álvarez y el fe