PIRÁMIDE


Hoy veintidós de junio por fin he terminado de colocar el último cristal traslúcido que corona la pirámide. En su interior ha quedado la cama matrimonial con su cabecera en el vértice posterior, orientado en dirección norte sur; siguiendo estrictamente las teorías de Karrel Durbal. Mi mujer, incrédula hasta hace unos días, ha quedado fascinada por el espectáculo iridiscente que producen los policromados de los tres lados al recibir la luz de la ventana. También le gusta la entrada por uno de los planos formada por un arco de aluminio, pulido cuidadosamente con fieltro. Ella ha cambiado la ropa de la cama, ha sacado del armario una colcha dorada, y ha repartido cuatro cojines sobre la cabecera. No pudimos resistirnos, y durante unos instantes, hemos permanecido recostados, en un fugaz estreno, cogidos de la mano. Yo no se lo quise comentar; pero al estar allí, los dos juntos, sintiendo su mano, mirando hacía aquel punto “inter seccional” de los tres lados, en donde cuelgan ocho pequeños lec (Light emitting electrochemical cells) con los colores básicos; he sentido, un suave escalofrío, y lo que hace muchos años no presentía con mi mujer: una incipiente erección.

Comentarios

nalbaq ha dicho que…
Una incipiente erección. Interesante.
Idus_druida ha dicho que…
En la ancianidad se debe experimentar de todo. Un abrazo.

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