VETERINARIA


Como en el pueblo no hay Médico me vino a ver la Veterinaria. Era graciosilla. Yo le dije que me tomase como tal; para que no se le hiciese novedad. Me auscultó por todos los sitios posibles de mi cuerpo en donde el corazón tiene posibilidades de sonar debajo de la piel. Vi como ponía cara de preocupada. Luego me cogió por la barbilla y por mi nariz, y me miró dentro de la boca. Cuando se iba me dijo aquello de que llevaba una vida de verdadero perro (valga la redundancia).

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