Y TÚ DESCANSAS.


Cuando me hablas así, hay un atisbo, un pedazo de ternura como si lo hubiera encontrado en el mismo cielo cuando lo miro desesperado, y luego también me dices que me acaricias porque algunas veces tú mano se vuelve tonta, pero sabes que encontrarme contigo viene siendo habitual desde hace treinta años, en esta cita, subimos a acostarnos cada vez más lentamente, cada día, y no hay vacío, ni un lado ni otro, tú el acto del amor lo haces pulcro, como si tuviera que oler a lejía a la fuerza, premeditadamente te das la vuelta y es una costumbre del uso, intuyo que te abres las piernas sin poesía, sin un atisbo de caricias, y no lo hacemos bien, lo que se vacía no es el espíritu ni el alma, yo me quedo vacío y tú descansas.

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