NO HAY OTRA SOLUCIÓN.


Se dice: ha tocado fondo, hasta el fondo. El fondo es eso que parece que nunca se acababa, has llegado hasta el fondo sabes donde está, a partir de ahí no hay nada, debes emerger del fondo. O quedarte allí para siempre, no hay otra solución. Todo son bocas. Yo veo bocas abiertas. Solares donde se pierden los perros. Gusanos en forma de hombre o mujer. Acostados a las doce de la mañana en la misma entrada que ayer. Un día pudieron haber amado. Un día rieron. Un día sintieron. Muchos días lloraron. Se dice: casi ha tocado fondo, le queda hasta el mismo fondo.

Pues eso, pamplinas, simplemente te la envainas y te aguantas.

Me viene ese nombre de siempre, pones (so) delante y luego detrás lo que quieras. Había salido de casa a las siete de la mañana y al volver al anochecer no me abría la llave, que meto la llave, la llave entra de esa forma en que entran las llaves cuando no quieren entrar, no giran, no giraba, y me digo, esta soputa me ha dejado tirado en la calle.

Se comenta, caer de la burra en el argot de los burros.

Voy a la tahona, en la tahona dos o tres bolivianos y uno de Agadir, y en el mostrador con un montón de barras de pan, ella y una argentina modosita con mandilones blancos, ponía: Panificadora La Tahona de Madro, y le miro a los ojos y le digo, Madrona que le has hecho a la puerta de casa, y ella me mira y me dice: Jandro, vete a tomar por el culo, y sal de aquí, o llamo a los municipales.
-Pues eso, salgo pitando.
-Pues eso, estaba tirado en la miserable rue.
-Pues eso me entra aquel cosquilleo.
-Pues eso, me entra aquel odio y unas ganas de maltrato de género que te cagas.

Me dieron muchos impulsos de comprar un hacha en la ferretería La Gonzaga, y subir a la puerta donde el corazoncito del Niño Jesús, pero era blindada estilo bunker.
Me dieron ganas de comprar un taladro con broca widia de quince y meterlo por el bombin para descapullarlo, pero no había enchufe en el rellano, y la vecina es una golfa que siempre está escuchando a Julio Iglesias y a Ricky Martin mientras mira por la mirilla de la puerta.

-Y repito.
-Más que nada para que no se me olvide.

Todo son bocas. Yo veo bocas abiertas. Hay solares por donde se pierden los perros. Y hombres acostados aún a las doce de la mañana en la misma entrada en que estaban ayer, con la cabeza dentro de un gusano, con las manos protegidas del filo de una navaja.

Se dice: ha tocado fondo, hasta el fondo.
El fondo es eso que parece que nunca se acaba.
Si has llegado hasta el fondo sabes donde está.
A partir de ahí no hay nada, debes emerger del fondo.
O quedarte allí para siempre, no hay otra solución.

Y el tiempo se sucede y degeneras. Vas degenerando paulatinamente, te vas metiendo dentro de ti mismo. Y el tiempo va pasando y te deslavazas, quiero decir, te desintegras, vas dejando trozos de ti por las aceras, y en las noches amplias, cortas o largas, tiritas de frío o te ahogas de calor.

En los solares abandonados algunas veces hay luciérnagas y moho por las paredes y restos de tazas de vater y azulejos pegados y un olor extraño donde queda algo de techo, y sonidos ancestrales de arrullos con madres muy tristes.

Yo me veo desbordado por los acontecimientos. Voy difuminado en forma de alma. Transcurro a través de la ventanilla de un autobús y te voy pensando con hambre, tengo hambre. Nunca me has llenado ni ayer ni antes de ayer, nunca fuiste una hogaza de centeno, nunca tu vientre fue blando para recostarme. Siempre voy pensando con hambre en ti, te voy follando a lo bestia en cada frenazo mientras me duele la barriga.

Voy a un recado (son recuerdos) a la calle la Meretriz a buscar levadura y llevo el pito encogido.
Siempre miro por fuera la tahona (lo surtida que está) de la soputa esta (soputa), y ni un bollo preñado me da.
(Y había aboroñados, de centeno, de trigo, de cebada, de avena, mezcladitos de soja, tortonas de maíz, alargados de arroz, buchitos de quinoa, redonditos de tricale, manotas de patata, triangulos de espelta, y muchas baguetes crujientes, chapatas, pan negro como el carbón, rosquillas onduladas, piquitos de alforfón, pan blanco en barras, pan de acimo, esponjosos de Ruffini, brioches con huevito, aplanados de naan, moldeados en forma de prisma de color pardo, rellenos de bonito, puñaditos con chorizo, quebrados crujientes, y anillitos en forma de corazón)

Soy invisible como si fuera para el cielo. Voy hacía aquella claridad que es el espíritu santo y todos los arcángeles, con unos calzoncillos muy pegados.

A mi Cirilo me parecía un sinvergüenza porque te follaba y te dejó sin preguntarte.
Y el de ahora vive de rey y no sé ni cómo se llama, pero fijo que come empanadas de bonito y además tiene el mango de color negro y así de largo.

-Para algunas mujeres el amor es proporcional a la longitud del mango.

Pasé dos veces sin parar por donde estaba la tahona y miré hacía arriba a una referencia. Si hubieras estado en el balcón te juro que me saco la polla y te la enseño. No por nada, para que la vieras. Ya tengo los huevos caídos, son una vergüenza. Cuando jodo los tengo que invertir como una botella de aceite para que salgan los posos y me de gusto. Pero son mis huevos, y huevos no hay más que dos (el santo y el trino).

-A puñados te la metía, pero te la metía, soputona.

Con gusto te las hubiera contagiado.
El mes pasado tuve purgaciones, y me venían unos picores increíbles. Me echaron de la Plaza del Sur por rozarme en la pescadería de Rufo a una señora del Barrio del Carmen. Luego me puse a pedir debajo de la campana del reloj. Una rueda de bicicleta daba vueltas y me pasa rozando. Una mujer con un niño dentro de la barriga y otro en un carro me pasan rozando, una barredora municipal me limpia los tenis con empeine blanco, una paloma viene a buscar una pipa y se la lleva, un municipal se chiva por teléfono, un anciano se sube los pantalones y se le ve el bulto del braguero, un repartidor trae hojas de afeitar y chucherías.
La calle tiene forma de onda de sonido. La calle te come y no te enteras aunque toda la calle sea tuya. La calle siempre escupe hacia arriba y tú la estás mirando, y entonces también te pega chicles en la cara.

Que le den por el culo a todo, me refiero a todo, incluidos los milagros, Diosin, La Virgina y el developmental.

Me fui a cagar a la entrada de un garaje que está al lado de la alfombra roja del Casino.
Se me subieron unas hormigas pardas , y aún las llevo disfrazadas como ladillas del antifaz. Así de fino. Me rasco, supuro, fluyo, me desintegro, me diluyo.

Mis huevos me pican y los arrastro. Yo me acuerdo cuando tenía los huevos como los tigres, me mirabas por atrás y estaban pegados, dos bolitas, pegaditas en forma de peladillas gigantes.

Hoy me vi a mi mismo durmiendo cuando pasaba. Pero tú no me quieres. Hoy me vi a mi mismo dentro de una caja de cartón de una nevera Fagor con congelador progresivo arriba y arcón abajo, un neverón. Y hacía un frío que pelaba dentro de la caja, era como el túnel del tiempo. Y cuando pasaba el autobús vi unos ojos que me miraban.

Me echaste de casa, soputona.
No pude tirar la puerta abajo.
No pude darte dos tajos.
No pude cortarle la polla al negro en rodajitas y hacerme un bocata de chorizo de negro.

Te quiero follar. Déjame follarte a gatas. Quiero ver tu culo por atrás. Tú raja. Quiero abrir tu raja con los dos deditos, y meterte el capullo de un tirón, y aguantarte cuarenta y ocho tirones sin parar a intervalos de tres segundos. Quiero decir: saco la polla bien durita, espero tres segundos y te la clavo hasta atrás para que te jodas, si te duele es tu problema, así cuarenta y ocho veces, que son tres minutos veinte segundos de polvo polvo, puro polvo- las caricias y eso son mariconadas-, (si te corres bien, y si no que te den), yo en el tirón cuarenta y ocho me quedo sobre tu espalda y te beso, y te digo cosas, me muero encima de tu espalda y puedo decirte las cosas más increíbles que se me ocurran.

-Soputona, cambiaste la cerradura.
-Dame pan con levadura me duele el yeyuno.
-Ponle un poco de mortadela con aceitunas dentro.

-Una lata de bonito con pan tierno.
-Un bollo preñado de chorizo.
-Un cartón de vino Savin.
-Una soputona de pan bregado.

Cuando pasaba en el autobús vi que un perro marcaba territorio y yo estaba con la cabeza hacía a la calle matutinalmente. Me vi con los ojos abiertos. Por mis ojos pasaba un carro lleno de yerba seca, y había un río.
Olía a yerba seca y a río.

Dentro de la caja de cartón olía a puto mendigo.
Y repito:
Se dice: ha tocado fondo, hasta el fondo.
El fondo es eso que parece que nunca se acaba.
Si has llegado hasta el fondo sabes donde está.
A partir de ahí no hay nada, debes emerger del fondo.
O quedarte allí para siempre, no hay otra solución.

Me da que no he salido de esta, tengo el sexto sentido muy fino, y ahora mismo no me lo siento.
Verte en dos sitios a la vez es de mal agüero. Y yo te miraba desde el autobús.
-Me huele a pan de mezcla.
-Ya no comeré más cebada.
-El de la caja de cartón estaba muerto, y el del autobús era un alma en pena.
-O quedarte ahí para siempre, no hay otra solución.

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