PORMENORIZADAMENTE

He de decir que el pronóstico fue más grave de lo esperado. Me había estado preparando para recibir un pronóstico así y mis expectativas se cumplieron con creces. Antes de recibir el pronóstico estaba obsesionado con el pronóstico. Cualquier acto que hacía en mi absoluta soledad, o cualquier diálogo sostenido con otra persona, aparentemente acompañado, pero en el fondo en la más absoluta soledad, estaba rodeado de mis elucubraciones sobre el pronóstico. Recuerdo que algunas veces por la noche sentía el llanto de un niño que lloraba con gritos que me parecían llegar desde todos los lugares. Por las noches también estaba Ella dada la vuelta, yo mirando sus espaldas como si estuviera ausente de mí viviendo su existencia en otro lado del mundo, y yo no podía ocultarme dentro de aquella penumbra, le seguía dando vueltas a mi pronóstico. Había instantes en que elucubraba en qué momento del trámite estaría mi pronostico, posado sobre cualquier mesa. Así transcurrieron cuatro semanas con aquella obsesión que no me abandonaba. Cuando por fin lograba dormirme, al despertar estaba allí, en mi cabeza, dándole vueltas de nuevo, interrogándome a mi mismo sobre cuál sería el pronóstico. Hasta hoy mismo, en que me senté al otro lado de la mesa y él, mirándome a los ojos, me explicó el pronóstico pormenorizadamente.
Comentarios