FORMAS.
Antes que la nada.
Llegas a un punto en que eres indivisible. Lo que hay en ti es lo mismo que hay en otros.
-Quiero decir que leo un libro que se llama… de qué cojones me hicieron-.
Va sobre los teóricos que cuadran cosas con las matemáticas, al estilo del cuento de la vieja, al estilo del juego del niño que le falta una pieza del rompecabezas.
La ciencia está en buscar lo más pequeño y arriesgar la búsqueda sobre lo más grande.
Quedarte de pie, es un delito, si dejas tu mente en blanco. Acariciar -por ejemplo-,
y no sentir, es un axioma.
No suponer que debajo de tu mano hay otro ser como tú.
Decir como un autómata, al mismo tiempo que acaricias, te quiero.
Por otro lado hay cosas que sólo puedes medir con el razonamiento:
tu existencia.
No desistas nunca. Si has de abaratar tu precio, hazlo, comer el plato del día,
ponerte en la cola de la beneficencia, sorber una sopa que no sabe a nada.
En lo que se refiere a la existencia, no tengas límites, no existen dimensiones.
Pero si estás conmigo deja de abstraerte.
Pon tus manos con los dedos entrecogidos, y escúchame.
El dolor tiene apariencias semejantes. No tiene una forma exacta, es dolor.
Otros por ti ya se estremecen con lo más ínfimo, y otros, arrogantes, escrutan sobre las atalayas cual es la formula perfecta, de cómo es el contenido.
No dejes de sentir, no hay otra cosa, no tienes nada, lo que se dice nada.
Lo último es descomponerse en otras partes infinitesimales.
Con suerte, serás recuperado en otra vida, o te quedarás formando parte de lo inerte,
o dentro de un gas perfecto,
porque lo que hay en ti es lo mismo que hay en otros.
Y eso pervive de infinitas formas.
Comentarios
Sí, soy insignificante. Un saludo.
Sonia- Burgos