ME HUELE A HUMO DE TABACO.
Y si aún amas así, a qué viene esa desdicha en tus pupilas
con rastros lentos de caracol en tu mirada perdida.- y aún, todo lo anterior a
olvidar-
Dime si sobre tu corazón circunvalan mariposas del invierno.
Me acercaría a ti, para sentir tu calor, para quitarme el
miedo a los gusanos.
A veces pienso que en tu interior vuelan seres que no
encuentran la salida, tan llenos de vueltas perdidas. Viven de lo que tú
escuchas llenos de aburrimiento.
Tengo una vena aquí, que es como un surco, no sé dónde
acaba.
Ven a ver conmigo, no tengas miedo. Hay un camino muy largo,
con gente crucificada a los dos lados.
Desde el sofá me declaro todo lo insatisfecho posible por un
carro de cadáveres.
Me da pena decirte que por el único agujero que me importa me
han metido un tubo ínfimo de deseo, e infinito –meter y meter, era inacabable-.
Han visto nubes manchadas sobre las colinas en forma de
manos abiertas.
Llegaba donde estaban
esperando el aire y me soplaron por la
punta del capullo.
Casi me corro pensando en ti, antes de tiempo. Era al cerrar
los ojos y verte.
No deseo transitar tras los borregos fingiendo compartir sus
sentimientos y anhelos.
Si aún me amas date la vuelta, déjame abrazar tus caderas,
rozarme como un perro.
Sentir la suavidad de tu jersey rojo lleno de coletas.
He de contemplarte a través de tus hombros desde un horizonte que no tiene fin.
Me carcomen el ansia y la alegría, porque sé que nací para morirme en paz.
Todas las guerras sucedidas contempladas en diferido a toque
de mando a distancia.
Sin nada que atraviese mi alma donde el cuerpo acaba. Nada
sólido impulsado por un brazo que odia, hercúleo, sin ninguna piedad. Ningún
cobarde me ha tocado.
Doy gracias, aunque sea nuestra mortaja la fría espuma del
mar.
Date la vuelta, déjame arrimarme, cogerte las tetas y
sobarte sobre tu jersey rojo.
Tus ojos me dan miedo con esos rastros indelebles, y la
mirada tan fría y absoluta.
También hay cierta bondad cuando no hablas de lo mismo.
Hoy el pan está tan helado que no quiero partirlo.
Toda la casa como si estuviera sola.
Me huele el humo de tabaco.
Comentarios
Beso.
esta sería, casualidad que la escuchara antes y no después, como a ello me provoca el humo que dejas traspasando los cristales tintados de mi ventana
cuchillos, hay cuchillos...
así de escalofrío fue sentido el frío al leerte, pásame una manta, o no hagas como yo y borres tus letras; ellas arropan con algo que no acaba en punta, aunque así lo parezca
beso a tu sombra
Un abrazo a punto de cruz (por eso de la semana santa)