TREN.
Mis
facciones existen sobre el cristal de un escaparate.
Son
de esta vida a la que pertenezco.
Fusilado
sobre una litografía
debo
dar fe sobre este encuentro.
Hay varios sin
destino, entre todos los viajeros,
otros que perdieron
la memoria,
sobre el mismo banco
de la estación.
Hasta el agotamiento
llevo mis brazos.
Las únicas flores
de plástico se marchitan.
Y mis pies.
A veces sin ningún
deseo.
Que será de mi sin
compasión.
Y un círculo de luz
que se desplaza inexorable
hasta el final de
la tarde. Qué será dentro de la oscuridad.
Cuánto debo
esperar sin morirme de pena
por recibir una
noticia.
De qué forma me
quedaré con los ojos abiertos.
Al descubrir el
rostro del ser que caminaba sin descanso.
Qué trenes pararán
aquí para él.
Y a qué lugar
decidirá marcharse.
En este instante que
aún no ha sucedido.
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