ESTADOS.



Permanecimos allí en aquella postura, abrazados en aquella postura uno frente al otro, mi cabeza estaba ligeramente reclinada sobre su hombro, y me daba calor su cabeza, leve, tan leve, con los ojos cerrados, yo suponía que ella también estaba con los ojos cerrados. Algunas veces abres los ojos ligeramente y ves una semipenumbra que viene del mundo, yo había abierto los ojos ligeramente y veía, eso, un poco de luz que se filtraba a través de la ventana, y unos visillos ligeramente agitados por la brisa de la tarde, era por la tarde, hoy era por la tarde. Lo cierto es que estábamos escondidos no sabíamos de quién, para tan sólo abrazarnos en secreto y llegar a sentir lo que era sentirse tan tremendamente solos, sin darnos cuenta de que en realidad estábamos en el interior de una historia que quizás no empezaría a contase nunca.

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