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Mostrando entradas de julio, 2023

DIMENSIÓN.

  Cuando entras en esa nueva dimensión desconocida, tu mundo se llena de recuerdos, cargados de una extraña singularidad, como si el horizonte no tuviese fin. Puedo decirte que no hay ninguna referencia de qué lugar ocupas. Los modelos matemáticos que miden nuestras miserias en este mundo físico no tienen ninguna relación con esta forma de tu nueva e infinita existencia. -Vuelvo a este lugar como si fuera una onomástica, cabalgando sobre un recuerdo. Cinco años antes, había llegado a la puerta. Aún la recuerdo, con sus dos hojas que se abrían a la mitad. La de abajo debía permanecer casi siempre cerrada, mientras que la de arriba se mantenía abierta para la ventilación. Llegar hasta allí fue relativamente fácil en el sentido de que solo había que caminar dando dos vueltas en zigzag para luego llegar a un tramo recto que te llevaba a la casa. Las vías del tren pasaban por la parte posterior y cada veinte minutos aproximadamente las recorría un tren de mercancías o de pasajeros, siempr

EL EYACULADOR.

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  Siempre le decía: "Necesito rozarme contra algo suave y lo más suave que tengo cerca eres tú." No pienses por lo más mínimo que quiero eyacular, porque hace tiempo que no eyaculo. Después de decírselo, notaba que a ella no le gustaba lo que le decía como diálogo para comunicarnos. A veces tenía suerte o le daba pena, se levantaba la falda, se bajaba las bragas y se sujetaba con las manos a la meseta de mármol de la cocina, poniéndome su espalda y su culo desnudos, entonces yo la rozaba con mi miembro casi flácido una y otra vez. "Qué paciencia tenía ella", pensaba para mí. Eyacular, nunca eyaculaba. Ya no recuerdo cuándo fue la última vez que eyaculé ni siquiera unas leves gotitas, y además ahora está ese olor fuerte a algas marinas, como solo lo sueltan las pollas de los viejos. Entiendo que a ella le repugnase, lo entiendo. Por eso yo admiraba su fortaleza, su sacrificio, por mantener en pie el Sagrado Vínculo del Matrimonio. Cuando ocurrían estos sucesos en lo

TOCAYO.

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  Ahora sé, en estos tiempos modernos, que hay alguien que se llama como yo: Desiderio Artiaz Pérez, natural de Bembibre León, que vive en algún tercer piso a la derecha. La calle no importa. Por lo que puedo inferir, este individuo aún no ha fallecido y aparentemente se dedica a labores relacionadas con el campo, siendo en general, por un suponer, una buena persona. Tampoco me preocupa otro Desiderio Artiaz Pérez, natural de La Grajuela, que vive en una casa de planta baja en la calle Oronal de dicho pueblo. Según deduzco, tiene una pequeña herrería y fragua, donde se dedica a la fabricación de navajas de todo tipo, como tranchetes, lenguas de vaca, sevillanas, jerezanas y otras que son de su propia invención y no se encuentran en refraneros ni sucesos. Este Artiaz tampoco me parece alguien de mal augurio. El que sí merece ser llamado un desgraciado hijo de puta, es este Desiderio Artiaz Pérez que aparece aquí, dos páginas después de lo que Google muestra como resultado principal, com