EL FUEGO FINAL.


 

Casi en silencio, las llamas lo destruyen todo. No hacen distinción entre lo frágil y lo robusto. Avanzan con una indiferencia perfecta, devorando sin prisa pero sin pausa. Es un espectáculo para aprender, para entender cómo todo, al final, se reduce a cenizas. Me quedo sentado, los codos apoyados sobre la mesa, observando. Otra vez. Siempre es así. Mi vida ha transcurrido en varias posturas: sentado, de pie, acostado. A veces, de pie entre dos intervalos en movimiento, como si el mundo fuera un péndulo y yo un punto fijo en su oscilación. Si te fijas bien, siempre es lo mismo: o sentado, o de pie, o acostado. O empujado. No hay otra forma.

Excepto cuando camino en círculos. Caminar en círculos es diferente. Es como si el tiempo se enroscara sobre sí mismo, repitiéndose una y otra vez hasta que el descanso llega, mucho más tarde, cuando la inercia se agota y el cuerpo cede. Pero incluso entonces, incluso en ese momento de quietud, hay algo que no termina del todo. Algo que persiste, como un eco.

Una vez, solo una vez, fuiste tú. Tú, recostada sobre mi pecho, esperando. Era más fácil así. Más sencillo. Tu boca se acercó a mi oído y susurraste: "Debes descansar". Y luego añadiste: "Solo hay dos posturas ahora: sentado o acostado. No habrá más. Nunca más". Aquellas palabras sonaron a final, a despedida. Pero no entendí del todo su significado hasta ahora, hasta este momento en que los hilos que me mueven, que me han movido siempre desde no sé qué parte, comienzan a aflojarse.

Ahora siento cómo los brazos, las piernas, los labios, los dedos, pierden su fuerza. Ya no responden como antes. Tú, doblado sobre ti mismo como un saltimbanqui que yace exhausto después del espectáculo, eres el reflejo de lo que soy, de lo que he sido. Un cuerpo que ha cumplido su función, que ha agotado sus movimientos.

Las llamas siguen avanzando, casi en silencio. Lo frágil, lo robusto, todo se reduce a lo mismo. Y yo, aquí, sentado, observando. Esperando el verdadero y purificador final.

Comentarios

Entradas populares de este blog

COLCHÓN.

NO LO OLVIDARÉ NUNCA.

LOS COJONES DE CORBATA.