PASOS EFÍMEROS.
Me marco pasos para ubicarme,
huellas que se desvanecen en todas direcciones.
Cada una es una aventura,
un viaje que se repite:
otra vez sobre mis pasos,
otra vez hacia el mismo abismo.
He vuelto a la cuartilla en blanco,
al vacío que sucede entre los brazos extendidos
y lo que cabe entre las manos abiertas.
Por cada borde, un festón dibujado,
hojas de geranio que florecen en el papel,
frágiles, como mis intentos.
Llevo un tiempo a este ritmo,
sin razón, sin destino.
He vuelto a los lugares despoblados,
donde los pocos especímenes de mi género
vagan, cada uno a su aire, aún locos.
Como si sembraran con las manos,
como si esperaran que algo creciera
en la tierra árida de sus gestos.
Sus cabezas en alto,
sus brazos: uno, dos, tres,
a veces girando,
dando vueltas sin saber dónde recogerse.
Su ritmo decrece y crece,
reposa y vuelve a comenzar.
Tengo que decirte
que debí comenzar con este pensamiento preciso,
con el punto mismo de partida.
Un paso y otro,
hasta dónde.
En cada imagen que captas,
lo mágico es la luz,
no me des la eternidad del instante.
Y en cada paso dado,
solo la paciencia del avance,
aún reptando, incluso,
sin saber los límites del viaje.
Comentarios