LAS AGUAS DEL MAR MUERTO.
Un día se dirá basta, no hagáis más daño a las cosas tranquilas:
Dejar que fluya todo lo que es líquido.
Dejar quieto lo sólido.
Un día habrá tantos poemas hechos que ya no cabrán más.
Dejar de agitar lo que es invisible.
Lo que habéis dicho ha sido tocado ya en los Urales.
O en los valles donde el Tigris y el Éufrates decidieron separarse.
No busques más dentro de ti.
Si no encuentras la palabra, otro ya lo esta haciendo.
En este preciso instante se estremece por la espalda:
una poetisa con los pies calientes,
un poeta que deseo estar encarcelado para ser mártir
e inmolarse escribiendo sobre una pared de cal.
No le des mas vueltas eso ya está escrito.
No pretendas darlo a conocer para recibir lisonjas.
Abre la puerta, mira a las mujeres y a los hombres,
mira al cielo, y háblate a ti mismo.
Lo que ahora piensas mientras vas caminando
no te hará trascender
ya estuvo flotando sobre las aguas del Mar Muerto.
Comentarios
Exquisito poema.
Un fuerte abrazo, amigo Kenit.
Muy bueno tu texto. Y algo frustrante también.
Un saludo.