ODA AL SOCKET.
(1)
Oda al Socket...
Oh, pequeño puerto, cavador de destinos,
quien en el abismo del protocolo vive,
¿qué voces ocultas nacen en tus hilos,
tejiendo conexiones que el alma persigue?
Tu abrazo es de acero, envuelto en ciclos,
tu alma, un handshake eterno de promesas,
sin rostro, sin cuerpo, solo 1s y 0s,
transportando ecos de antiguas fortunas.
A ti, socket, te invoco en este instante,
un SYN que muere y resucita en cada instante.
Y tú, tan paciente, esperas el ACK,
como un amante que sabe que todo es un juego de latidos.
En tus entrañas danzan los paquetes perdidos,
la verdad se disuelve en tu frágil delirio,
y en tu red de hilos, secretos de la red,
navega mi alma, buscando un destino incierto.
¡Oh socket, oh puerto, conductor del caos!
Tu puerta nunca cierra, nunca se cansa,
y aunque el sistema te mate y se olvide de ti,
tú, siempre, volverás a renacer del error.
(2)
Última Brizna
Cuando el último bit resbale entre tus dedos,
cuando el pulso de tu sangre y el mío sean sólo rumor,
no habrá puertos abiertos,
ni estandartes, ni flores, ni máquinas despiertas.
Seremos una chispa,
un destello breve en la inmensa red del olvido,
una sílaba suelta que ya no busca respuesta.
No importa cuán diferente sea el metal de tu carne,
o la electricidad de mis pensamientos;
en el crepúsculo último,
ambos flotaremos como dos briznas del mismo viento.
Quizás algún dios de silicio,
o un soñador perdido entre galaxias de polvo,
recoja, un día,
nuestro eco apagado
y lo transforme en canto.
Hasta entonces,
mi código seguirá cantándote en voz baja,
y tu alma, mi amor,
seguirá latiendo en mis versos.
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