YA HE DEJADO DE VERLO AQUÍ.
Nunca me quité aquella cara de la cabeza. -Es muy posible que siempre encuentres lo que buscas si lo haces obsesivamente. Presentí que era él cuando posé mi mano sobre su hombro, y se dio la vuelta. Breve instante aquel en que me miró a los ojos y yo miré los suyos. Un segundo de pensamiento puede tener un gesto furtivo de bestia acorralada, y él lo supo, no había hacía dónde correr. Le dije, pienso me que conoces , y el me siguió mirando sin decir nada. Había una extraña luz de medio día como cuando las nubes se mueven suavizando la claridad. Nuestras sombras aparecían y desparecían en una extraña osadía que era como un presentimiento que se difuminara levemente para volver con fuerza. Su brazos llenos tatuajes carcelarios, sus facciones escuálidas de pómulos prominentes. Le dije, ahora sé fijo que me conoces . Sus ojos se habían hecho grandes, apenas parpadeaba como suponiendo una gran sorpresa. Le dije, te acuerdas de una mujer llamada Julia, aún cruza las piernas, y por