AHORA MISMO.

Algunas veces me pones tú coño y me encoño.
Se habla de los ojos, la tez de la cara, las manos, el cuello.
Pero tú coño es un laberinto y no sé donde acaba.
Y me encoño.
Cuando te quedas tan abierta esperando más y más.
Me puedes.
Y me encoño.
Comerte viva es como empezar una lasaña por el sitio más caliente.
Y me encoño.
Sabes,
en este valle que llaman puta vida,
cuando te abres de piernas veo la inmensidad.
Y me encoño.
Me huele a todos los olores y más bien a mar.
A raros edulcorados, a restos de miseria y a pesar de todo:
Me encoño.
Ahora voy por la calle sin saber en realidad si debo ir.
Y te digo que voy encoñado.
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