OCLE.



Dame un poco de pan de centeno mojado en aceite de girasol.
Ábrete de piernas, ya mojo.
No me hables de tus huesos.
No me digas que no doblas.
Que te duele todo. Eres una pelleja de  mierda.
Pero no sé como llenarte.
No me olvides.
Méteme el dedo por el culo,
dale vueltas.
Dime algo,
por qué meo tantas veces.
Tu potorro me huele a rodaballo.
Y me da paz.
He de morirme lleno de su sal,
y quedar momificado.
No deseo que me arrojen al mar.
Tu ya eres como el ocle.

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