TE DIGO SOBRE LA PENA

 


Tengo que decirte que ahora me da pena la justa.
Antes me daba más pena.
En el pasado me daba pena mi madre. Mi padre me daba menos pena.
Dar pena hasta de llorar, ni eso,
no lo recuerdo mucho,
pero ahora de cualquier cosa, ya te digo, me da pena la justa.
Ayer de un perro abandonado que me miró con aquellos ojos.
No tuve pena.
Y eso que la tristeza de los perros en los ojos de frente
es de un especial muy profundo. Una eternidad triste.
Para qué si te mento a los viejos.
Podrás decir que son los años. O lo que sea.
Quizás uno cambie. Sientes el viento silbar en la noche y ya no tienes pena,
Solo esperas que te aguarde la mañana. La esperanza es esa.
No hay otra cosa en la espera.
El arbusto que rompes y deja ese rastro de savia sobre tus dedos,
sin darte más por su muerte.
Sin darte más tanta gente quebrada de fatiga. Si hablas de la guerra.
Tampoco hay pena por el ansia de la vida que has truncado.
Y que decirte de , ya de viejo, que me doy un aire en el espejo
de lo que era,
que me miro,
y al mirarme casi ya no me doy pena.

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