LÓGICA.


 

Se había hecho aquellos "apaños" en los labios, ahora ostentosamente abultados y pintados de rojo. A pesar de todo, no te creas que me atraía mucho su boca.
En los tiempos muertos de los domingos, siempre estábamos con aquellos juegos. Ella se acercaba a mi y pretendía besarme, pero a mi no me apetecía mucho aquel extraño dulzor del pinta labios, incluso me pasaba ese desazón cuando yo tenía aquel deseo casi ansioso.
De todas esas sensaciones no sé si podría seleccionar una para el recuerdo. Casi podría recordar el momento preciso en que habíamos dejado de amarnos, como si extrañamente no hubiese sido una degradación progresiva de los sentimientos mutuos. Pero de los momentos íntimos no guardaba nada especial en mi memoria.
Cuando hacíamos aquellas extrañas ceremonia era porque quizás estábamos, como dije, con cierta ansiedad, digamos, muy inestables psicologicamente.
Oyes, egoistamente le decía, espero que tengas el coño limpio. Los juegos empezaban así, con simples preguntas como si fuéramos a realizar un trato protocolario, un intercambio en donde pudiésemos engañarnos mutuamente.
Como digo en las tardes de los domingos de enero, todo parecía lleno de aparente paz. Por el hueco del patio de luces, sólo podías observar los tendales que pendían de un lado al otro, y el sonido de alguna televisión, llantos de niño, alguien que colocaba platos y algún gemido que siempre suponías que era de dolor. Luego estaban los olores de aquel patio, que no me da la gana de describir.
Yo le decía muchas veces cosas de mi filosofía personal, ...el "creador" nos había hecho para andar a gatas, andamos erguidos por un error de cálculo, por nuestra ansia de mirar hacía el universo.
En realidad ella también estaba a cuatro patas sobre la cama, y entonces desde la puerta yo me acercaba sobre una gran alfombra llena de filigranas, dijéramos, reptaba en el sentido de acercarme sigiloso para no ser detectado por la hembra, allí haciendo sus "cositas" sobre la cama, yo atraido ahora por el olor de su culo, de su coño abierto, olisqueando en el ambiente, suponiendo que ella estaba esperando totalmente receptiva.
Desde la penumbra podía ver su amplio culo sobre la cama. Ciertos movimientos de su culo en un contoneo circular como habíamos acordado, así que seguí despacio hasta el borde y yo comencé a olisquear el cubre cama, y el empapador que siempre colocaba para la ceremonia, dado que ella en algunos "finales" se meaba de gusto. Ella cuando sentía mi aliento al olisquear sus piernas notaba por su respirar agitado que estaba llena de excitación.
Era evidente que aquella parte de su culo había sido perfumada ligeramente, debería repetirselo, a qué juegas con esas gotitas que me confunden.
Ya dispuesto su coño, mi nariz metida todo lo profundo que daba, he de decir que no percibí ningun otro rastro extraño, pero debía decirselo al final, otra vez nada de gotitas esenciales.
A veces mientras le comía el coño elevaba mis ojos y podía ver un resquicio de cielo, muy diminuto, por el cañon del patio de luces, sí, allí estaba aquel azul tan hermoso, y entonces era como si renaciese en mi cierta esperanza.
A veces el acto se me hacía muy largo, y mi paciencia parecía agotarse. Para que se corriese, mi lengua tenía que horodarla todo lo profundo que podía, y era en ciertos movimientos con ritmo frenético y agotador, cuando al final, sentía su bramido como un estertor animal, y aquel torrente húmedo que llegaba hasta mi boca, y yo me decía, menos mal que ya se ha ido.
Luego me subía sobre ella. Apoyaba mis manos sobre sus enormes espaldas y la entraba por el culo, en esa postura yo no aguantaba mucho, aún no dominaba el placer de mi nueva atracción por todo tipo de esfinteres..., ella me daba poderosas sacudías hacía los lados hasta que me corría, con mis ojos semicerrados sobre aquel punto azul del cielo que podría darme, quizás, una diminuta sensación de existencial esperanza.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
extraño, pero muy bien escrito,
Uruguay ha dicho que…
Gracias por su capacidad para desglosar temas complejos en materiales fáciles de entender.
Anónimo ha dicho que…
excepcional. En hora buena.

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