RABO.

 


Intentaré contaros en pocas palabras lo que me está sucediendo. Todo empezó en mayo de hace dos años, cuando me levanté para ir a trabajar. Sentí un pequeño dolor en lo que los galenos llaman surco ínterglúteo—para entendernos, un poco más arriba de la abertura del ano. No le di mayor importancia en aquel momento.

Sin embargo, a partir de ese día, las molestias fueron en aumento, sobre todo cuando me sentaba en la oficina. En la ducha, al frotarme, noté un pequeño bultito en esa zona. Con la ayuda de un espejo, pude ver claramente una pequeña protuberancia dura, con abundante vello.

Pasaron unos dos meses. Un día, mientras estaba en el baño, mi mujer me preguntó qué era lo que tenía entre los glúteos. Le respondí que parecía una acumulación de sebo, aunque lo notaba muy localizado y no parecía blando. Ella me animó a consultarlo con un médico.

Al mes siguiente, estaba delante de la médica del seguro, un poco avergonzado, con los pantalones bajados. "Sin importancia", me dijo. "Eso es sebo. Se llama absceso pilonidal. Si crece más, habrá que extirparlo, lo cual es sumamente sencillo".

Pues bien, os puedo decir que llevo andados unos doce especialistas. No era sebo, ni mucho menos. El bulto empezó a aumentar vertiginosamente, con una ramificación en forma de cartílago. Centímetro a centímetro se fue extendiendo. Al principio, parecía una irrigación de pequeñas venitas, casi transparente, hasta que se volvió perfectamente consistente y duro.

Mi situación ahora mismo es muy confusa. La enfermedad está considerada extremadamente rara. De hecho, no hay ningún registro a nivel mundial que indique la existencia de un caso similar en ningún país conocido. Lo sobrellevo lo mejor que puedo, incluida su connotación jocosa. Lo más extraño de este raro apéndice es su sensibilidad al frío. No siento otro tipo de molestias, ni siquiera al sentarme sobre el respaldo de la silla en la oficina. Mi mujer me ha hecho un pequeño calcetín para resguardarlo.

Por su gran semejanza, lo he llamado "rabo de cerdo". Los especialistas me han dicho que podría llegar a medir veintitrés centímetros. Ya empiezo a moverlo con cierta facilidad.


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