CÓDIGO.
En el código sagrado donde la vida respira,
baila una danza sutil, precisa y viva.
Veinte figuras, aminoácidos sin par,
tejen proteínas, el arte de crear.
Metionina, umbral de la cadena,
abre la puerta: la síntesis suena.
Fenilalanina, de perfume esencial,
canta en su anillo un destino molecular.
Leucina, isoleucina y valina,
tríada hidrófoba, fuerza cristalina.
Serina, treonina, y la fiel cisteína,
con OH y azufre, ternura que inclina.
Glutamina, asparagina, arginina exaltada,
tres cargas suaves, energía encantada.
Histidina, lisina, y el ácido aspártico,
ionizan el verso con ímpetu estático.
Glicina, tan libre, tan leve en la danza,
gira los giros con grácil pujanza.
Prolina, obstinada, un nudo en la voz,
rompe la hélice con temple feroz.
Aminoácidos: alfabeto invisible,
cada enlace un susurro infalible.
Un lenguaje secreto, tejido en la piel,
poesía de vida en su código fiel.
Comentarios
Con todo, es una composición poética hermosa. Enhorabuena por la creación.
¡Ah! y de IA ni me hables, para mí esa señora es una dama demasiado oscura como para dejarla campar a sus anchas por mis pagos. Supongo que es desconocimiento, pero me da miedo la incertidumbre de no saber donde acaba lo natural y empieza lo artificial...
Un abrazo.