INOCENCIA.

 

Te deshaces,
no a veces —sabes que te deshaces—
y lo anotas en un margen
donde se escribe lo frecuente de los días.
Te deshaces,
y vas volviendo a la inocencia.
¿Qué he de decirte para que entiendas?
Mañana serás un poco más inocente, aún.
He de decirte
que toda mi vida ha sido un presentimiento.
Verdaderamente, nunca he tenido paz —te juro—
que no podría juntar un solo momento
sin esa sensación de incertidumbre.
Pero,
desde no sé qué mañana,
fue esa sensación
de retornar lentamente a la inocencia.

Comentarios

Entradas populares de este blog

COLCHÓN.

NO LO OLVIDARÉ NUNCA.

LOS COJONES DE CORBATA.