CASI NO SE SIENTE EL MAR.
Pues me llamo Roxana Madrona y desde el 2006 trabajo en una granja peletera llamada Neovison, que está en Pontesecas. Son siete naves alineadas en un amplio espacio de prado, pintadas de blanco, y llenas de pequeñas ventanas. Está cerca del mar. Dentro de cada nave hay cuatro pasillos, y en el intermedio de los mismos están las jaulas individuales en forma cúbica, con dimensiones raquíticas de unos trescientos milímetros por cada lado. Están hechas de tela metálica galvanizada con armazón de hierro. Algunas tienen puerta en la parte posterior, otras tienen un orificio circular de paso al nido. Estas jaulas son las de producción de pieles. Las naves no tienen heno por el suelo como en las de los extremos, que son para reproducción. El olor es muy desagradable, y a mi me da mucha pena de estos animalitos. Yo tengo que reponerles los bebederos observando que el agua fluya a través de las tuberías de plástico hasta las tetillas de goma, por donde se amamantan de agua.