PICADURA
El aguijón me había entrado por el deltoides, cruzado el músculo frontal del abdomen, y haciendo una extraña filigrana hacia adentro me había salido por el recto femoral. Lo extraño de todo esto es que el final había quedado fuera del hombro con forma de empuñadura. El caso es que, cuando me ponía un jersey o una camisa, andaba con aquel bulto sobre la parte de atrás del hombro izquierdo, y por el otro lado el principio del aguijón me asomaba en la zona del fémur, un poco más arriba de la rodilla derecha (esta parte siempre me agujereaba los pantalones cuando caminaba, lo que hacía que al dar el paso se me viese el calcetín de este pie). Tengo que decir, que sentía ligeros dolores cuando me doblaba en la oficina, después de estar un tiempo sentado; también me estorbaba para hacer el amor con mi mujer, no porque fuese doloroso, sino por el miedo que ella tenía de la parte del aguijón, perfectamente afilado, que me salía por la pierna; aunque yo no me cansaba de decirle que no era venen