ABSOLUTAMENTE.

Me huelen las manos a neumáticos Michelín, a perejil, y a tu conejo. Absolutamente. Me huelen a ponerte la mano por atrás, a sujetarte en el metro, y en la puerta del hospital, a esperarte y a cogerte la bolsa en el Mercadona. Me huelen las manos a ponerlas levantadas y abiertas sin esperanza, me huelen las manos a apretarte; y me las huelo, mientras me siento en la sala del dentista, acojonado, poco hombre. No sé de qué morirme, no sé si de velocidad, de inmensidad, de dolor, de viejo, de joven. Absolutamente. Y vuelvo a oler mis manos con rastros de aftershave , de que estuvieras tú antes del amanecer señalada por mi dedo. Te quiero tanto que solo huelo a ti cuando voy a buscar la dosis en un erre cinco , al estilo Picapiedra. Y se me parte el alma de tanto paisaje dado la vuelta porque es ya Jueves. Sé que estarás preguntando por mi, cuando me muera lentamente. Siempre. Escondido tras un muro de tablas deshechas. Siempre. Al alba, como los poetas cobardes. La cabeza en mis ro...