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SÓLO HE VIVIDO HASTA AQUÍ PARA CONTÁROSLO.

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De todos modos tengo que empezarlo. Me refiero a cualquier cosa. He notado que mi reloj astronómico lleva retraso. Tengo la impresión de que la panadería de Fabiano ya lleva abierta desde hace horas. Lo he detectado por el olor. Me sube ese rastro de las empanadas de bonito de los jueves. Incomparables. Esta noche reflexioné mucho sobre lo que me dijo Tristán, de que la vida son cuatro días, y eso, que estamos ahorrando, pasándolo mal, machacándonos y luego viene una mala enfermedad y para los gusanos o el incinerador. A mi lo que me dijo Tristán me lo dicen cada poco, pero como él ponía aquella cara de San Juan de la Cruz le di más importancia: los ojos hacía arriba, cerrándolos cuando te hablaba (así), como si lo sintiera de verdad. Ahora que ya estoy medio levantado es como si me quitaran un peso de encima, es como si fuera más ligero; también me huele el tubo de escape de esa máquina que va barriendo por la calle. Si me vieras como estoy ahora mismo se te quitarían las ganas.

SÉ QUE HE DE PENAR COMO VIEJO Y COMO NIÑO.

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Cuando yo era anciano me aburría mucho. Andaba todo el día tomándome la tensión; y cuando me duchaba cada semana al mirarme en el espejo me daba mucha pena. Si ves un anciano delante de un espejo te acojonas pensando en lo que te pasará si sigues vivo. Pues me veía con todo colgando. Si me vieras los huevos cualquiera lo diría, un puto péndulo de criadillas, mi barriga una doblez que me tapaba hasta llegar casi al escroto; por los brazos como si llevara colgando las mangas de un amplio jersey de invierno. Una piltrafa. Me puse a pensar cuando fue la ultima vez que el capullo se me puso empinado mirando hacía mis ojos. Como no escribo diario no puedo asegurarlo, pero creo que fue allá por los sesenta y ocho años en que me dio por ir de putas. Me morí muy temprano en el invierno, a eso de las seis de la mañana. Una de las mejores horas. Todos tienen prisa. Te mueres dando saltitos como cuando un coche se cala. Y nada de nada, no se abre una ventana blanca, que va, ni hay muc

DESHECHOS DE LA PAPEPLERA.

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Sientes llorar a alguien. No importa el lugar ni la hora. Alguien lloraba. Se dice así. Luego prosigues bajando las escaleras porque es muy temprano y llevas prisa. El sonido salía de detrás de una puerta del segundo que estaba cerrada a tú paso, y sólo aminoraste la marcha con aquellos tristes gemidos. Levemente te dio pena. Era aquella sensación. Luego el frío de diciembre me da un manotazo en la cara para despertarme del todo. Ya estaba en la misma calle de todos los días. He intentado suicidarme varias veces en ese mismo lugar y he dado la vuelta. Me falta el ímpetu. Sucede a veces que has reflexionado la forma, haciendo conjeturas sobre el sufrimiento o analizando el shock que debes soportar en los últimos instantes. Seleccionas una forma limpia, rápida y barata. Hubo casos en que la gente elegía el propio nicho alquilado de su cementerio en un afán extraño para evitar trabajo. Conozco algún caso. Un hombre en Extremadura se metió a lo largo en su nicho vestido con su mejor traje,

Y A LA CHATA MEDIO MUERTA.

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Por San Esteban saqué por última vez la piara por las Fontías arriba hacía los castañales de Bibiana. No me gustaba mucho la zona por los roquedales falseados, pero había mucha valduna, regoldonas grandes, pilongas, y mucha castaña bravía. Demetrio me había soltado los quince de la piara, la mayoría pietraines, y blancos belgas; y la cerda enrojada, lampiña, para crianza; que le quería dar también cuchillo. Ya llevaba dos meses de montaneras por el valle de Bibiana para darle sabor a castaña a los jamones, y ponerle al tocino muchos pespuntes de hebra roja. Pues aquel día estaba algo triste. No se había quitado la helada, los charcos tenían filigranas blancas de hielo reflejadas por el sol. La piara iba delante de mí como un desfile, y cuando llegamos al castañal las hojas otoñadas tenían rastros relucientes de escarcha. Se desparramaron por la corripa rastreando con el hocico entre las hojas los erizos de castañas, yo de vez en cuando daba vueltas y se los abría a medio quite de pie.

Y NO SABE QUE YA HA NACIDO.

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Esta mañana se veía hacía el Este a Júpiter como si fuera la última parte de un caramelo cuando lo chupas. Y estaba muy frío. Eso lo aprecié por la ventana del comedor un poco antes de las ocho, sin ninguna claridad de amanecida. Es obvio que mi observación duró un mínimo tiempo, y que cerré la ventana y me di la vuelta. Yo mismo no sé cuántas veces hice esto por la mañana, y siempre me sucede que miro al mismo sitio y no siempre tengo la misma sensación. Pero lo que noto es que cada vez me cuesta más darme la vuelta y empezar a caminar para comenzar el día. Y digo esto porque tengo que ir hasta la cocina, y sin falta volver a la habitación y encender la luz de la mesita y verla a ella que aún está allí durmiendo, y debo meterme en el baño y el primero que me recibe soy yo mismo que me escruto en el espejo. Pudiera decirse que cada vez es más angustioso, como ahora mismo. Es esa sanación de que tengo todo un día por delante que alguien me ha regalado y que debo estarle agradecido. Algu

SÓLO TENÍA MIS MANITAS FUERA.

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Pudiera decirse que estaba medio sumergido. Algunas veces me vuelve ese sueño en que la tierra me devora, y así visto me voy hundiendo hasta que una mínima parte de los brazos, y luego sólo las manos, quedan fuera indicando con sus movimientos un leve rastro de vida. Otras veces estoy en el espejo y mi imagen se difumina entre infinitos cristales rotos; y otras perdido en un bosque de olmos, dando vueltas y vueltas angustiado buscando la salida entre los claros de luz, hasta que despierto en medio de un sobresalto vertiginoso. Me miraba fijamente detrás de la mesa. Ella se inclinaba ligeramente hacía atrás y no me quitaba los ojos de encima. Le hablaba de mis pesadillas, de los sueños entrecortados y angustiosos, pero no me decía nada. Se levantó de la silla, y pude verla plenamente. Aunque ya aparentaba sus cincuenta años denotaba una extraña belleza.Muy morena,su pelo largo recogido sobre la espalda y de facciones agradables, con los ojos claros muy grandes y vivos. -Y qué más sueña.

ES DE UNO MISMO.

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22 de Diciembre, pag: 288. Me dice: mientras se hace el cocido ponte a gatas que te voy a comer los huevos por debajo del culo al estilo botijo , y yo así, con el cuero puesto, sólo la piel- quiero decir-, me pongo en la cama hacía la claridad de la ventana, en aquella postura tan ridícula. No había un espejo para imaginarse lo que se veía en el alzado: las zonas nobles muy peludas y mis huevos colgando (y es que ya soy un caballo viejo). -Y esperé. -Así. Te concentras y cuentas: 1,2,3,4,5,6,7,8… Esperar así, es como si estuvieras en la cola de la casa de putas del Paraíso para que Eva te la chupe. Era como si me fueran hacer una prospección. Un hombre así, en esa postura receptiva a lo inseminación, no vale nada. Ponerse así es una osadía en el penal de los desamparados. (te dan besitos como si te fueran a devorar). -Uyyyyyy. Había contado hasta dieciocho. -Si es que en el fondo todos llevamos un maricón dentro. Y en aquel instante en que debían estar dando las once de

HASTA EL FINAL.

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La de arriba ha puesto el chocolatero a lo alto la lleva, la de abajo el caballo viejo; y yo pienso que a pesar de la crisis esta noche las han follado de lo lindo por lo contentas que están. Me he abierto los ojos delante del espejo del baño y ya estaba con la polla fuera meando encima de la tapa del vater, es la enésima vez que me pasa, luego aquel riachuelo amarillo por el suelo. A ciencia cierta siempre se dirige hacía la puerta. Esta noche estuve leyendo a Walt Whitman hasta tarde, y ahora mismo tengo ese rastro de borrachera en la garganta (un extraño sabor de boca), tengo versos en las amígdalas y varios poemas sin digerir por la parte del esófago, alguno anda mezclado por el suelo, en esa distracción, y va camino de la alfombra del pasillo. En la cocina tengo una radio pegada a la pared y sobre un armario de platos he puesto hojas de eucalipto, y Noelia ha hecho café antes de marcharse, así que me huele raro, no sé cómo decirlo, me huele de color marrón. Y dice la radio que