NO TIENE FINAL.
-Nomesequitaba. No está todo tan mal, si lo miras bien, estamos al principio del desierto del Sahara con una cantimplora que contiene un aproximado de cincuenta chupitos de manzana verde. Y no tiene pinta de llover. Nada. Nada. Nada es lo que se dice: Nada. A las seis de la mañana la señora del tercero saca la mano por la ventana para despedirme. Lleva allí no sé cuanto tiempo, desde el Mioceno . En la ventana. Me conoce por mis espaldas inclinadas. Cansadas.Por la funda que llevo puesta con una T grande y una B grande, en rojo, superpuestas sobre el azul manchado con mapas de pintura gris. (Talleres Bango). Es indistinto. Uno va dentro de uno, invisible, algunas veces muy dentro. Estaba claro que todo iba a acabar mal. Por eso me marché ayer del cine. Me dice Paula que en los desiertos hay unas frutas pequeñitas metidas en la arena. Vas caminando. La arena es más parda, de otro color. Allí está la frutita, la aprietas y sale agua muy fresca. Otras veces puedes dejar la funda de las ga